Aparecen en textos como parte de los signos de puntuación y permiten identificar a libretos para obras artísticas, entre otras cuestiones. En esta oportunidad, como el título de esta nota lo adelanta, ofreceremos datos de interés sobre los guiones, un concepto de alcance amplio y aplicaciones diversas.
El guion ortográfico, por ejemplo, se caracteriza por ser un signo de carácter auxiliar que se emplea en un texto para marcar la separación de una palabra que debe cortarse cuando el renglón termina o para segmentar palabras compuestas, entre otras razones. Los guiones de diálogo, en tanto, son rayas o guiones largos que se aprovechan para señalar la intervención o intercambio de protagonismo entre el narrador y/o los personajes de una historia. El guion bajo, por su parte, es un recurso antiguo que, en la época de las máquinas de escribir, servía para subrayar términos.
Los contenidos para historietas, programas radiales y/o televisivos, obras de teatro y películas, asimismo, también requieren un guion para llevarse a cabo. Es posible diferenciar entonces entre guiones teatrales, guiones radiofónicos, guiones cinematográficos y guiones técnicos. A veces, además, se adapta un material literario a la pantalla grande y aparecen entonces los guiones adaptados.
Los expertos en Infomática también hacen uso de los guiones. En su caso, hay guiones multimedia y guiones de prueba automatizada.
Para ampliar la información sobre esta noción hay que destacar de igual modo la existencia del “guion de codornices” (tal como se conoce a un ave propia de África y Eurasia que forma parte de la familia Rallidae) y del “guion psicológico” (una especie de plan sobre la vida de uno mismo), por agregar otras referencias.