Los seres humanos estamos sometidos a presiones constantes. Hoy en día, el ritmo de vida nos lleva a asumir muchas responsabilidades y a vivir acelerados, por eso es común que, cuando llegamos a un límite, nuestro cuerpo genere síntomas que los médicos interpretan como cuadros de estrés.
Según los profesionales de la salud, el estrés surge como consecuencia de una tensión extrema producida por un hecho agobiante. En ese marco, la persona que lo sufre experimenta trastornos psicológicos y reacciones psicosomáticas que pueden desencadenar problemas graves.
Hay personas que tienen tendencia a sufrir estrés agudo de modo esporádico y sin que este cuadro se prolongue demasiado. Otras, en cambio, tienen estrés crónico, de duración más extensa y con consecuencias más dañinas para el organismo por su persistencia.
También hay situaciones que causan en quien las enfrenta un estrés postraumático, como sucede después de sufrir una violación, ser tomado de rehén, protagonizar o ser víctima de un accidente de tránsito, sobrevivir a un terremoto o padecer cualquier otro episodio que genere conmoción y un fuerte impacto emocional y/o físico.
Tampoco hay que dejar de mencionar que existen varias enfermedades que provocan inestabilidad en la producción de especies reactivas del oxígeno y la capacidad del sistema biológico para realizar la decodificación de los reactivos intermedios, desencadenando así un cuadro conocido como estrés oxidativo.
Asimismo, es posible detectar a raíz de otras circunstancias personas con estrés térmico (con desequilibrios en la temperatura interna) o con estrés tendinoso (tendinitis), por mencionar otras posibilidades a modo de referencia.