Para soñar en grande y cumplir objetivos ambiciosos no se puede depender de un único individuo sino que se necesita un grupo humano que contribuya a alcanzar el resultado buscado. Los equipos de trabajo surgen en diferentes entornos cuando se quiere el máximo rendimiento de cada persona involucrada en el marco de un objetivo común.
En el ámbito educativo, por señalar un caso puntual a modo de referencia, suelen organizarse equipos de trabajo para llevar adelante trabajos prácticos, organizar una muestra o exposición, etc. En estos grupos, compuestos por una cantidad variable de alumnos, cada integrante tiene una responsabilidad o función que se complementa con las tareas de los demás. Si uno falla, es compromiso del equipo saber solucionar esas equivocaciones o imprevistos para poder cumplir en tiempo y forma el desafío afrontado.
También hay equipos de trabajo a nivel médico para proporcionarle al paciente una asistencia integral a partir de los conocimientos y habilidades de cada miembro del grupo. En un quirófano, por ejemplo, no está el cirujano solo: hay anestesistas, enfermeros, etc.
Las autoridades al frente de una nación, municipio o región, por su parte, arman sus propios equipos de trabajo para delegar funciones y dar respuestas efectivas a la sociedad en distintos frentes.
Asimismo, se reconocen equipos de trabajo en fábricas, empresas e instituciones pertenecientes a múltiples rubros. Lo importante en todos ellos es conformar la mejor selección posible para que cada pieza del equipo dé lo mejor y los logros sean acordes a las expectativas, llegando incluso a superarlas.
En todos los casos, puede tratarse de equipos de trabajo compuestos por hombres y mujeres o bien ser completamente masculinos o femeninos, según las circunstancias.