Uno estudia y se sacrifica para llegar a tener un buen empleo, un trabajo digno bien remunerado que permita un buen nivel de vida. Pero, si uno analiza la vida cotidiana, no tarda en advertir que no todos los empleos poseen las mismas características.

Hay quienes consiguen empleo en el sector público (con el Estado como empleador) y otros que trabajan en el sector privado (contratados por diferentes empresas). Asimismo, hay gente que trabaja en blanco, es decir, está registrado en el sistema que le permite acceder a aportes jubilatorios y a seguridad social, pero otros permanecen en el circuito informal al tener un empleo en negro.

La cantidad de horas dedicadas al trabajo, asimismo, determina si se trata de un empleo a tiempo parcial (de medio tiempo) o un empleo a tiempo completo. También hay que tener en cuenta que hay empleos presenciales donde la persona debe acercarse hasta el lugar de trabajo para cumplir su función (los más comunes, sucede en oficinas, comercios, establecimientos educativos, etc) y empleos a distancia, que pueden desarrollarse a través de Internet en múltiples rubros y categorías (administrativos, periodísticos, educativos, etc). Cabe destacar que los trabajadores independientes, por su parte, tienen empleos freelance.

Tampoco se puede dejar de reconocer que hay empleos más gratos que otros, aunque siempre que uno se esfuerza y asume la responsabilidad de trabajar de manera honesta y comprometida, aún cuando no sienta placer por su trabajo o éste no sea lo que uno espera, merece reconocimiento e incentivo para continuar con su tarea y su buen desempeño.