Los seres humanos encuentran en el reloj a un instrumento esencial que les permite medir el tiempo y segmentar el día en horas, minutos y segundos. Esta máquina que se caracteriza por tener un movimiento uniforme posee una única función, pero diferentes presentaciones.
Con los años, los tipos de relojes existentes se fueron multiplicando y aportaron así una gran variedad de artículos. Hoy en día, pues, cualquier individuo puede optar por chequear la hora desde un reloj pulsera (pieza dotada con dos correas ajustables que puede ser analógico o digital) o desde un reloj de bolsillo. Incluso, quienes desean distinguirse del sexo opuesto tienen a su disposición diferentes diseños tanto para dama como para caballero.
Para no limitar las posibilidades, también existen relojes de torres y campanarios, cronómetros, relojes de salón, electrónicos, de péndulo, despertadores, de arena, de sol y de agua. El reloj cucú (provisto de un péndulo, un gong y una abertura de la cual sale, cada determinados minutos, un pájaro autómata), el atómico, el Foliot (creado entre los años 1300 y 1400), el binario (basado en el sistema numérico binario y aprovisionado con una barra de LEDs), el reloj magistral (cuya marcha sirve de guía para el funcionamiento de los demás), el marino (herramienta imprescindible para la navegación) y el de ajedrez (modelo de doble esfera que contabiliza el tiempo que se toma cada jugador para pensar los movimientos durante una partida de ajedrez) son otros tipos de relojes que creó el hombre en distintas épocas para satisfacer sus deseos de medir el tiempo.