Un animal es un ser orgánico que vive, siente y se mueve por impulso propio. Este reino agrupa a numerosas especies que, a lo largo de su vida, ingieren alimentos, se movilizan, respiran por sus propios medios, poseen sistema circulatorio y otro de tipo excretor para eliminar desechos, se reproducen y se valen de células nerviosas para responder ante estímulos.
Este conjunto ha sido subdividido por los expertos que lo estudian en grandes grupos conocidos como filos, los cuales poseen un tipo de organización específico. Existen, por ejemplo, el acanthocephala (formado por gusanos parásitos), el acoelomorpha (compuesto por pequeños gusanos planos que carecen de intestino), el arthropoda (integrado por insectos, arácnidos, crustáceos y miriápodos) y el porífera (grupo de animales invertebrados acuáticos que carecen de tejidos auténticos), por citar algunos filos.
Otra forma de conocer con profundidad a los animales es interesarse por las particularidades de los organismos que forman parte de categorías como las de los anfibios (ranas, sapos y salamandras, entre otros), crustáceos (cangrejos, camarones, gambas), marsupiales (koala, canguro), cetáceos (orca, delfín oceánico, ballena) y la de los roedores (ratón, castor, ardilla), aves (gallina, avestruz, cisne).
Asimismo, es posible segmentar a los animales entre especies salvajes y domésticas. De este modo, se identificará a los pumas, los tigres, los rinocerontes, los leones, los jabalíes, las cebras, los elefantes y las jirafas como familias no domesticadas que desarrollan su vida en estado silvestre, mientras que a los perros, gatos y hámsters se los asociará con el concepto de mascota.