Es habitual que, al pensar en la idea de guarnición, aparezca como primera opción en nuestra mente alguna comida que nos guste. A la hora de acompañar un alimento principal (pescado, pollo, hamburguesas, etc) solemos seleccionar vegetales para armar ensaladas y revueltos o propuestas como arroz, fideos, frutas, etc, dando lugar a las categorías de guarniciones frías y guarniciones tibias o calientes, según cada caso.
Lo interesante de esta palabra es que su uso no se limita a la cuestión gastronómica: hay una amplia variedad de guarniciones que, a partir de este artículo, vamos a poder recordar o descubrir.
A nivel militar, por ejemplo, existen las guarniciones militares, es decir, tropas destinadas a proteger edificaciones, espacios públicos o buques de guerra, por indicar casos puntuales. También hay guarniciones en la empuñadura de armas como la espada. En este caso, se trata de un elemento de protección.
Hay, por otra parte, guarniciones de adorno como lo es, por señalar una referencia, la denominada guarnición al aire que se asienta por un único lado, quedando el restante suelto y hueco.
La guarnición de castañeta (tela que imita con su forma la apariencia de las castañuelas), la mesa de guarnición empleada en las embarcaciones frente a los palos principales y las guarniciones que sirven para sellar pistones y vástagos de bombas o cilindros hidráulicos (hay guarniciones de goma en forma de ‘U’, guarniciones elaboradas con poliuretano, guarniciones de goma y tela, guarniciones simple y doble efecto, etc) son otras opciones que demuestran el amplio alcance de este concepto.