La Tierra se enriquece a partir de la convivencia armónica y la tolerancia hacia distintos estilos de vida y creencias. En este marco, aparece la diversidad cultural como un valor fundamental para el desarrollo de los pueblos, el crecimiento de las civilizaciones y la evolución del ser humano a partir de la comprensión y el respeto por otras opiniones, filosofías, etc.
Así como en otra oportunidad hemos hecho foco en las variedades existentes en materia de diversidad biológica, hoy les proponemos conocer cómo se clasifica la diversidad cultural de acuerdo a sus manifestaciones, alcances, progresos, etc.
Antes de dar paso a las categorías, resulta interesante señalar que en los territorios donde conviven dos o más culturas se hace alusión a casos de multiculturalismo.
En muchos hogares, por describir una realidad que se repite a escala mundial, existe diversidad cultural familiar ya que la madre y el padre provienen de distintas culturas y transmiten a sus herederos rasgos de ambas, logrando una fusión.
Asimismo, no hay que olvidar que la diversidad, en este caso cultural, no conoce tiempos ni fronteras. Por eso es posible diferenciar entre la diversidad cultural de otras épocas (la cual pudo haber quedado, o no, estancada en el tiempo o adaptado a otras eras) y la diversidad cultural contemporánea. También hay que distinguir entre la diversidad cultural que se observa en el entorno cercano al que uno vive (dentro del propio país, por ejemplo) y la diversidad cultural que tiene lugar en una dimensión mayor por desarrollarse en otras sociedades y regiones del mundo.