El diccionario de la Real Academia Española (RAE) no incluye, al menos por el momento, la definición de paratexto pero, aún así, en el campo de la lingüística se aprovecha esta palabra para identificar a las expresiones, postulados, gráficos, enunciados y mensajes que sirven para adelantar, resumir y complementar el contenido de un determinado texto. A fin de aportarles datos de interés sobre esta noción, en los párrafos siguientes describiremos las posibilidades que existen en materia de paratextos.
Cuando el creador del texto es quien genera un paratexto (el cual puede ser un índice, un subtítulo, un prefacio, una dedicatoria, una nota a pie de página, un título, etc) se hace alusión al paratexto de autor, el cual puede segmentarse a su vez en las categorías de peritexto (aquel que no puede separarse del contenido, como ocurre con un índice o un título) y epitexto (el cual puede ser originado por el propio creador del texto o de carácter editorial y tener raíz pública o privada, como sucede con un catálogo o una publicidad).
Los editores, en tanto, son los responsables de los paratextos editoriales (conjunto donde se nuclean los copyright, los catálogos y las tapas, por señalar algunas alternativas).
Es interesante saber además que, de haber mapas, tablas, gráficos, dibujos o fotografías, se los define como paratextos icónicos (o bien como paratextos no verbales), mientras que las palabras incluidas en colores (es usual que en un texto se destaquen términos clave en negrita), tipografías y tamaños diversos integran el grupo de los llamados paratextos verbales.