Al recorrer una ciudad uno puede hallar diferentes tipos de viviendas. También se pueden imaginar casas perfectas, pero si nos basamos en la realidad, encontraremos siempre (al menos hasta que avance la tecnología y se impongan otras edificaciones) las mismas tendencias y clasificaciones en materia de vivienda. Pero como el campo de la construcción avanza y la tecnología también, no hay que descartar la aparición de nuevas modalidades habitacionales: la prueba está en que, hace varias décadas, era imposible pensar en tener una casa inteligente y, al día de hoy, ya no es una utopía.

A nivel general, es decir, sin conocimientos profundos sobre obras de construcción, podemos reconocer en un entorno urbano la convivencia entre viviendas sociales, viviendas precarias, viviendas prefabricadas, viviendas lujosas, viviendas a estrenar, viviendas de una sola planta, viviendas de dos plantas y viviendas de tres plantas.

Existen en determinadas zonas, a su vez, viviendas sustentables que se realizan y mantienen con criterios ecológicos. En este marco entran en juego los diseños armoniosos con el medio ambiente, los sistemas de edificación que generen el menor impacto ambiental posible, la optimización de los recursos y el aprovechamiento de las energías alternativas, entre otras cuestiones.

Por otra parte, se puede hacer foco en las particularidades de las viviendas unifamiliares (que pueden a su vez segmentarse en viviendas unifamiliares aisladas, pareadas o adosadas), las viviendas colectivas, la Vivienda de Protección Oficial (con subvenciones de la administración pública de España), las viviendas rurales (ubicadas fuera del entorno urbano) o en las de las viviendas japonesas (con un estilo arquitectónico puntual acorde a la cultura y las necesidades edilicias de Japón), por proponer otras posibilidades.