Si uno consulta el diccionario de la Real Academia Española (RAE) para conocer el significado de la palabra ovejero descubrirá que este término se aprovecha como adjetivo para describir a la persona que se encarga de cuidar ovejas. Sin embargo, este vocablo tiene en la vida cotidiana otro uso: el de identificar a una raza canina.
De hacer foco en los perros, podremos descubrir por ejemplo que el ovejero magallánico es natural del territorio chileno y surgió con el objetivo de lograr animales que pudieran tener la resistencia, el estado atlético, el temperamento sumiso y la capacidad de pastoreo para poder colaborar en la actividad ovina en el extremo austral de dicho país.
El ovejero alemán, como su nombre lo indica, surgió en Alemania en torno al año 1899. Se trata de una mascota obediente, inteligente y fornida que, en un principio, se aprovechó para congregar ovejas y mantenerlas vigiladas. Con el tiempo, las características de esta raza hicieron que el ovejero alemán se fuera teniendo en cuenta como perro guía, perro policía, perro guardián y ejemplar de salvamento.
El ovejero belga, por su parte, nació en Bélgica y se segmenta en cuatro variedades. Este perro, también conocido como pastor belga, abarca la familia del ovejero belga malinois (animal guardián, protector y amigable surgido en la localidad de Malinas), al grupo del ovejero belga tervuerense (nacido en Tervuren, un can de pastoreo que presenta talla mediana que gozan de una gran inteligencia y poseen un espíritu muy activo), al ovejero belga laekenois (propio del barrio de Laken) y al ovejero o pastor belga groenendael (del barrio del mismo nombre).