Frente a la idea de golpe solemos pensar instantáneamente en un hecho vinculado a la violencia (“Lo mató a golpes”, “Su cuerpo presentaba muchos golpes”, “Se desmayó al recibir un golpe en la cabeza”), pero existen otras posibilidades que demuestran la diversidad de uso de este concepto.
Un golpe puede ser vinculado a una invasión o a la aparición de mucho de algo (“golpe de gente”), un imprevisto rápido y sorprendente (“golpe de suerte”, “golpe de volante”) y un robo (“golpe comando”).
Al repasar las aplicaciones prácticas de este vocablo también encontramos como alternativas a tener en cuenta las expresiones “golpe bajo” (para describir a los ataques por debajo de la cintura y a las acciones con mala intención, traicioneras), “golpe de aire” (sinónimo de una ráfaga, es decir, de una corriente breve de viento), “golpe de calor” (estado que padece alguien que se ha expuesto a temperaturas elevadas y que, como consecuencia de ello sufre, entre otros síntomas, calambres, náuseas, cefalea), “golpe de efecto” (acción que pretende repercusión o resultado en la gente) y “golpe de Estado” (iniciativa liderada por rebeldes o una fuerza militar para desplazar a los gobernantes legítimos de un país para quedarse con el poder).
Asimismo, es posible distinguir en Física al golpe de ariete (incremento brusco de la presión en el marco de una conducción hidráulica como consecuencia del intempestivo cierre de una válvula), en el ámbito deportivo al golpe de castigo (sanción propia del rugby) y a los golpes propios del mundo del boxeo (crochet, gancho, cruzado y jab), por señalar otras opciones.