Compartir la vida con una mascota favorece nuestra salud y nos llena de satisfacciones y felicidad, pero jamás hay que perder de vista que estos seres representan una responsabilidad, es decir, no son objetos para manipular según las ganas o los caprichos de un ser humano. De todas formas, hay que tener presente que no todas las mascotas son iguales: para aprender a diferenciar unas de otras, este artículo será de gran utilidad.

En primer lugar hay que establecer el origen: hay mascotas que llegan de la calle, rescatadas del abandono por la misma persona que las adopta o bien por otro que se ocupó de encontrarles un hogar. Otras, en cambio, se adquieren en criaderos y sueles ser de una raza específica.

La especie también es clave a la hora de referirse a las mascotas, ya que no todos los animales de compañía son del mismo grupo: hay mascotas caninas y mascotas felinas, por ejemplo.

En relación a la edad de cada una, es posible distinguir entre mascotas en la etapa de cachorros, jóvenes y adultos.

Lejos de las opciones señaladas líneas arriba aparecen otras clases de mascotas, como los casos de las virtuales que giran en torno a una criatura o personaje de ficción sin forma física creadas con tecnología para entretener a sus dueños a través del manejo de un gadget, una página web o un juego de simulación, las mascotas de eventos deportivos (símbolos de los Juegos Olímpicos y de cada Copa Mundial de Fútbol, por señalar dos casos comunes), etc.