A la hora de recibir y tratar a un paciente, los odontólogos arman y completan una ficha personal en la cual plasman datos de interés sobre el estado bucal de la persona: cuántas piezas permanentes posee, cuántas se restauraron, cuáles faltan, etc. Este registro que enriquece a la historia clínica se conoce como odontograma y refleja la evolución o transformación de la dentadura del individuo que se observa en cada visita al consultorio, por eso es importante saber completarlo con claridad e interpretarlo de manera correcta.
Hay varias alternativas que el profesional, en base a sus preferencias, puede emplear para realizar un diagnóstico y seguimiento de sus pacientes. Una de las opciones más sencillas de comprender y leer es la denominada Sistema FDI o Diagrama de Walter Drum, en el cual hay un par de dígitos para señalar, respectivamente, el cuadrante y el número de diente.
También existe el Diagrama de Signos, un odontograma que se completa con signo negativo en lo relativo a la arcada inferior y con signo positivo para la arcada superior. Si se trata de la boca de un niño, se agrega en este formato un cero en la parte contraria al signo.
Asimismo, es posible emplear el Diagrama Numérico o Universal que, en el caso de la primera dentición, utiliza números romanos o números arábigos con primas, mientras que otros odontólogos prefieren hacer uso del Diagrama de Zsigmondy, asignando números arábigos con apóstrofe para los dientes infantiles y números arábigos cuando se trata de una dentadura de adulto.