A diario solemos usar, para limpiar la vajilla y utensilios de cocina sin corroerlos, un poco de detergente, que por lo general distribuimos sobre cada superficie con una esponja que nos ayuda a hacer espuma. Hay, en la actualidad, una amplia variedad de estos productos químicos, que varían entre sí por marca, presentación e ingredientes. Además, existen algunos preparados destinados a los lavados textiles (para la ropa).

La oferta incluye, por otra parte, detergentes ácidos ideales para quitar suciedades de áreas de cemento con facilidad y rapidez, así como detergentes multiuso que son grandes aliados para la limpieza de ventanales y puertas, automóviles, artefactos de baño y cocina, mesadas, pisos, etc. Para circuitos que posean residuos orgánicos y grasa, en cambio, es recomendable apelar al poder de los detergentes alcalinos.

Si repasamos las particularidades de cada uno de estos productos, encontraremos también detergentes antibacteriales, detergentes cremosos, detergentes con distintos tipos de aroma (hay detergentes con olor a limón, naranja, etc), detergentes hipoalergénicos (aconsejados en especial para lavar ropa de bebé), detergentes en polvo, detergentes en pastilla y detergentes líquidos. Es importante diferenciar, por volumen y concentración, a los detergentes de uso doméstico frente a los detergentes de aplicaciones industriales.

Es interesante tener en cuenta que, en vez de comprar sustancias para limpiar, podemos crear detergentes caseros con ingredientes naturales. Utilizando ciertas sustancias podemos conseguir, sin gastar demasiado dinero, detergentes biodegradables que no dañen el medio ambiente. Un poco de agua, algunas cucharadas de jabón neutro, aceite esencial de limón y vinagre bastarán para elaborar un detergente de características ecológicas.