La superioridad de algo o alguien respecto a otra cosa, sujeto o lugar, el poder que alguien ejerce en relación a otros y los territorios que están bajo el mando y las órdenes de un determinado Estado dan sustento a la idea de dominio.

Quienes se especializan en Derecho utilizan mucho este concepto. Ellos definen como dominio pleno o absoluto, por ejemplo, al que posee alguien que, de acuerdo a la legislación vigente, tiene todas las facultades reconocidas para disponer de una cierta propiedad.

El dominio útil, en tanto, es el que abarca todos los derechos y facultades respecto a algo pero excluye a los que se reservan al dominio directo, basado en una parcialidad vinculada a un canon.

Cuando se habla de dominio público, asimismo, se alude a todos los bienes estatales accesibles a toda la comunidad y administrados a nivel público, como los caminos, las plazas y parques, etc. El dominio privado, en cambio, reconoce a alguien como dueño de la propiedad y, por lo tanto, le otorga derechos exclusivos sobre ella.

Lejos de estas interpretaciones aparecen aplicaciones dentro de los campos de la Lingüística, la Informática y la Matemática, entre otras áreas. Al respecto, no se pueden dejar de mencionar a los dominios lingüísticos, a los dominios de integridad, al dominio de factorización única, a los dominios entendidos desde la Biología (para identificar a las categorías taxonómicas más altas de la clasificación biológica) ni a los dominios de Internet (que a su vez se segmentan en dominios de nivel superior, dominios internacionalizados, etc), por enumerar algunos a modo de referencia.