El concepto de ecuación puede interpretarse de diferentes formas de acuerdo al contexto en el cual se utilice. Para los expertos en Matemática, por señalar un caso puntual, se trata de una igualdad donde hay que resolver al menos una incógnita.
En este marco se pueden reconocer, entre otras, a las ecuaciones algebraicas (donde aparecen las ecuaciones de primer grado, de segundo grado y las diofánticas), a las ecuaciones funcionales, a las ecuaciones integrales, a las ecuaciones diferenciales y a las ecuaciones trascendentes.
Los especialistas en Astronomía, en tanto, aprovechan la noción para hacer alusión a la diferencia que se detecta entre el sitio o movimiento medio y el que aparenta o es el movimiento verdadero de un cierto astro. La expresión “ecuación del tiempo”, en este marco, apunta al tiempo que transcurre entre el mediodía medio y el que se concibe como verdadero.
En Química, por otra parte, la ecuación es un recurso para expresar de manera simbólica una reacción química donde figuran las cantidades relativas tanto de los reactantes como de los productos.
En el plano de la Física, asimismo, se indica como ecuación personal al promedio del nivel de error que surgen en mediciones u observaciones de precisión, el cual varía de un observador a otro.
Otras clases de ecuaciones que amplían el alcance del término: ecuación de movimiento, ecuación de séptimo grado, ecuación biarmónica, ecuación recurrente, ecuación polar, ecuación de onda, ecuación constitutiva, ecuación de Schrödinger, ecuación de Antoine, ecuación de convección-difusión, ecuación de Clausius-Mossoti, ecuación de Harris-Benedict, ecuación trascendente…