Cuando alguien maltrata a otro ser, es decir, lo agrede, lo insulta, lo golpea o se relaciona con otro de manera cruel y violenta se produce una situación de maltrato.
El maltrato es una realidad que no debería existir y merece castigo pero, lamentablemente, a diario se registran en el mundo millones de casos en los cuales el maltrato está presente de múltiples formas.
Hay maltrato animal, por ejemplo, cuando se atenta contra el bienestar de una mascota o de cualquier especie del reino animal: no solamente se considera maltrato a los golpes, también los comportamientos inhumanos al no darles alimento ni bebida, de encerrarlos y de hacerlos trabajar reflejan acciones de maltrato.
De hacer foco en los seres humanos, es posible hallar situaciones de maltrato infantil (donde se humilla, se ocasiona daños psicológicos o físicos y se denigra a bebés y niños), de maltrato adolescente y de maltrato hacia los ancianos. Es decir, a cualquier edad uno puede ser víctima de un maltratador.
Es importante tener siempre presente que el maltrato no se limita a los golpes que duelen y dejan marcas en el cuerpo: el maltrato emocional, que puede generarse como parte de la violencia familiar o la violencia de pareja pero también en el ámbito laboral y/o escolar, es tan o más grave que el maltrato físico porque provoca daños imborrables en la mente y cambios notorios de conducta a raíz de la discriminación, la descalificación constante, los insultos y las humillaciones, ya sean en público o en privado.