En la actualidad hacemos un uso muy amplio y general del concepto de herramienta. En este grupo aparecen objetos no muy grandes que ayudan a realizar de manera sencilla una cierta tarea mecánica pero también elementos de mayores dimensiones que posibilitan el desarrollo de una gran cantidad de actividades.

Quienes utilizan sus manos para, en un taller o en su propio hogar, reparar o construir algo, por señalar un caso específico, sacan provecho de las herramientas manuales. Pueden reconocerse en este marco herramientas de sujeción (para inmovilizar piezas), herramientas de corte (como la tijera, la sierra de mano, el alicate, etc), herramientas útiles para ensamblar distintas piezas (destornilladores, llaves) y herramientas de múltiples usos (para marcar, fijar, medir).

Asimismo, hay herramientas de montaje, otras que sirven para golpear superficies o elementos y herramientas para unir.

Una empresa, en tanto, posee herramientas de gestión para poder registrar datos, llevar un control de los procesos desarrollados y tomar decisiones en función de la información reunida en cada periodo.

Quienes se dedican a tareas de agricultura, por su parte, tienen a disposición herramientas agrícolas para preparar la tierra, sembrar, trasladar materiales de trabajo y recoger la cosecha, entre otras actividades.

Las herramientas informáticas, las herramientas de diagnóstico, las herramientas líticas, las herramientas de jardinería, las herramientas de seguridad, las herramientas propias del sector de relojería, las herramientas de pintura, las herramientas de texto y las herramientas de dibujo son otras alternativas que, en múltiples ámbitos, invitan a simplificar acciones necesarias para llegar al resultado buscado.