La Real Academia Española vincula al término discurso con el texto que se lee o pronuncia en público con el propósito de exponer una visión particular sobre un determinado asunto o bien de difundir un razonamiento, análisis o novedad.
En el plano literario, existen discursos dialógicos y argumentativos (en los cuales predomina la función apelativa) así como también discursos expositivos (donde abunda la función referencial).
A nivel ciencia, este concepto se utiliza con un léxico y sintaxis específicos que garantizan la construcción de un discurso científico, es decir, de un texto especializado y subjetivo sobre temáticas científicas.
El discurso directivo, en cambio, es aquel que se compone de órdenes, peticiones y consejos, mientras que el discurso directo ofrece la particularidad de mencionar un mensaje de forma textual. A diferencia de éste, el discurso indirecto introduce citas de un tercero pero bajo recursos que lo integran al relato, como se puede apreciar en el siguiente ejemplo: “Rosario aseguró que la ceremonia le resultó emotiva” (y no “Rosario dijo: me pareció una ceremonia emotiva”).
Otro tipo de discurso es el indicativo, el cual informa un determinado dato contenido en un enunciado o argumento, así como el denominado discurso de transmisión del conocimiento persigue el propósito de aportar saberes al receptor.
Para terminar de explicar cómo puede ser un discurso, es necesario mencionar que otra clasificación del término divide a este concepto en discurso público (texto escrito u oral dirigido a un gran número de individuos que busca generar en ellos una determinada postura ante lo expuesto) y discurso privado (llevado a cabo en contextos privados o personales donde se conoce y se identifica al receptor).