En múltiples circunstancias adquiere relevancia el concepto de gas, por esa razón resulta interesante, por motivos informativos, reunir en un mismo artículo las clasificaciones que demuestran el alcance y la diversidad de esta palabra.
Se puede mencionar en primer lugar a los gases combustibles, los cuales a partir de un proceso de combustión permiten obtener energía térmica. Muchas viviendas pueden ser calefaccionadas, por ejemplo, gracias al gas natural, mientras que otras utilizan garrafas domésticas con gas licuado del petróleo. También es posible distinguir al gas de alumbrado y al gas de agua.
Los gases industriales, por su parte, tienen distintas presentaciones y orígenes. Hay, en este marco, gases orgánicos e inorgánicos, así como también gases nobles y gases del aire.
De buscar más alternativas que permiten aprender más sobre el abanico de opciones disponibles en materia de gases, ganarán relevancia el conjunto de productos que se emplean como armas (tales los casos del gas lacrimógeno, del gas mostaza y del compuesto conocido como gas nervioso, entre otros), los gases medicinales (con fines terapéuticos) y los gases que emiten los animales generando sonidos y olores particulares (así sucede con los eructos y las flatulencias).
Más allá de los mencionados líneas arriba, hay que tener en cuenta a los gases volcánicos (aquellos que emanan los volcanes), a los gases inertes (no reactivos en ciertas condiciones de temperatura y presión, como los gases nobles), a los gases de efecto invernadero (como el metano y el dióxido de carbono) y a los gases de escape de una combustión, por agregar otros a modo orientativo.