Si estamos atentos a todo lo que nos rodea podremos descubrir que en huecos de edificios o rejas de balcones, árboles y otros espacios al aire libre numerosas especies de animales (en especial, aves) arman nidos para refugiarse, procrearse y cuidar a sus descendientes en sus primeros tiempos de vida. Pero si enriquecemos nuestro vocabulario aprendiendo todas las interpretaciones del concepto de nido no tardaremos en advertir que la idea de nido va mucho más allá de las casas resistentes que arman los ovíparos con barro, ramas y otros elementos naturales.
El bordado desarrollado sobre telas fruncidas que por su apariencia recuerda a los panales, por ejemplo, se describe como nido de abeja, mientras que el nido de marisco refiere a un plato típico de la gastronomía china.
Las expresiones “nido de ratas” y “nido de víboras”, por otra parte, se utilizan con sentido despectivo para aludir al entorno o lugar donde se reúnen cosas o individuos que, por sus características, resultan despreciables.
El llamado nido de ametralladoras, en tanto, refiere a la infraestructura militar para proteger a los tiradores que, por una abertura pequeña, disparan ametralladoras para defenderse de bandos enemigos.
“Nido de águilas”, por incluir otra alternativa, es el nombre de un trabajo discográfico del cantautor José Luis Perales, pero todavía quedan muchas categorías y usos por mencionar. Así ocurre, por ejemplo, con el castillo bautizado como “Nido de golondrina” que se localiza en cercanías de la ciudad de Yalta, el filme estadounidense presentado en español como “Nido de avispas” y el estadio nacional de Pekín, popularmente conocido, a raíz de su apariencia, como “El nido de pájaro”.