Cada uno, a partir de sus vivencias y experiencias, escribe a diario una historia personal única. Las historias reales, protagonizadas por personas comunes con las cuales nos podemos llegar a identificar por muchas razones, pueden llegar a conmover, impactar y hasta a sorprender, pero primero hay que saber reconocerlas frente a todas las demás historias que, tal vez, no son auténticas.

Las historias irreales pueden surgir por alguien fantasioso (careciendo de veracidad aunque algunos datos sean ciertos) o enmarcarse en una obra de ficción (siendo la trama de un libro, una película o una obra de teatro). Las anécdotas, en tanto, pueden dar origen a historias divertidas, historias dramáticas, historias misteriosas o hasta a historias aterradoras. Todo depende de qué y cómo se cuente cada hecho. También hay a nivel mundial historias secretas que, por alguna razón, salen a la luz después de mucho tiempo de permanecer ocultas e historias románticas que, lamentablemente, no siempre tienen un final feliz.

Más allá de estas clasificaciones, resulta interesante tener presente que el concepto de historia es muy amplio y diverso. En el ámbito académico, por ejemplo, se puede estudiar la Historia Universal, la Historia Natural, la Historia Continental, la Historia Económica, la Historia Militar y la Historia Nacional (por mencionar algunas disciplinas a modo de referencia), mientras que a nivel religioso es importante conocer la Historia Sagrada.

Distinto es el caso de la historia clínica, tal como se conoce a la documentación de contenido médico donde aparecen todos los antecedentes de un paciente, detallando las enfermedades o patologías que ha tenido, los tratamientos que realizó, etc.