Quienes se especializan en Geometría utilizan el concepto de paralelogramo para identificar al cuadrilátero en el cual los lados que se oponen resultan paralelos entre sí, es decir, no se unen nunca y son congruentes (esto significa que presentan la misma longitud).
De acuerdo a las particularidades que evidencien en relación a sus lados, es posible segmentarlos, según corresponda en cada caso, en el grupo de paralelogramos equiláteros (aquellos donde los dos pares de lados son iguales, como ocurre con el rombo y el cuadrado) o en el de los paralelogramos no equiláteros (en los cuales hay diferencias entre los lados). Es interesante destacar que, más allá de los contrastes que puede haber entre las figuras, todas las clases de paralelogramos son convexas.
Los formatos que presente cada uno de ellos, por otra parte, determinarán si cada cuadrilátero pertenece al conjunto de los paralelogramos rectángulos (como el rectángulo propiamente dicho y el cuadrado) o al de los paralelogramos no rectángulos u oblicuángulos (como ocurre con el romboide y el rombo).
Al profundizar en este tema se advierte también que existe una clase especial de paralelogramo bautizado con el mismo nombre del teorema que lo descubre: se trata del teorema (y del paralelogramo) de Varignon, identificación inspirada en el francés Pierre Varignon. Este postulado señalar que, en todo cuadrilátero, los puntos medios de los lados permiten armar un paralelogramo cuya área cubre la mitad de la figura original. En este marco, puede determinarse que el denominado paralelogramo de Varignon es un cuadrado siempre que las diagonales del cuadrilátero posean igual longitud y sean perpendiculares.