Parénquima es un concepto que, según se advierte al informarse sobre sus significados y aplicaciones, se utiliza tanto en el campo de la Anatomía como en el área de la Botánica para hacer alusión a una clase de tejido. En el primer caso, es el propio de los órganos glandulares, mientras que en el segundo se trata de un tejido vegetal conformado por células de apariencia cúbica o esférica que se distribuyen de modo separado llenando espacios libres dejados por diferentes tejidos y órganos.
Al profundizar en el grupo de parénquima vegetal descubrimos, a la vez, numerosas subcategorías que demuestran el amplio alcance de la noción.
Existe, por señalar una posibilidad concreta que sume datos de interés sobre el tema, el parénquima de relleno compuesto por células de un mismo diámetro que cubren espacios, así como también se identifica al parénquima vascular que se encarga de proteger a los tejidos conductores de las plantas.
El parénquima acuífero, en tanto, es propio de la vegetación xerófila, mientras que el parénquima aerífero es típico de la vegetación de hidrófitos. El parénquima amilífero, conocido asimismo como de reserva, es quien se encarga de almacenar ciertos nutrientes para beneficio de la planta. Por su parte, el parénquima clorofílico (o parénquima asimilador, tal su otra denominación aceptada) es el que lleva a cabo el proceso de fotosíntesis, ya sea en la versión de parénquima esponjoso (propio de la parte carnosa de las frutas, las hojas y los tallos) o en la de parénquima en empalizada (el cual posee numerosas vacuolas y cloroplastos).