Las obsesiones se describen como perturbaciones anímicas motivadas por una idea o pensamiento puntual que de manera recurrente está en la mente de quien no logra librarse del tema que acapara toda su atención y lo lleva a desarrollar diversas clases de acciones en función de esa cuestión.

Los cuadros no son siempre iguales. Hay quienes, por ejemplo, tienen obsesiones amorosas que manifiestan idealizando a alguien e intentando poseer de cualquier manera a esa persona por considerar que solamente pueden ser felices si tienen su atención y afecto, así como también hay casos de obsesiones vinculadas a la alimentación que desencadenan desequilibrios nutricionales a raíz de hábitos alimenticios que no son saludables pero que responden al deseo descontrolado de calmar la ansiedad o el estrés comiendo o evitando la comida, según cada cuadro. Las obsesiones religiosas, las obsesiones laborales y las obsesiones relacionadas a cuestiones sexuales son otras posibilidades que demuestran la diversidad de este panorama.

Las obsesiones relacionadas a la limpieza y el orden, en tanto, llevan a quien las padece a ordenar donde y cuando no es necesario, a revisar una y otra vez que todo esté perfectamente ubicado en el lugar asignado, a limpiar aunque nada esté sucio y a sentir miedo y ansiedad por considerar que todo está contaminado.

A nivel más general, es posible diferenciar a las obsesiones autógenas (surgen de modo súbito y sin motivaciones aparentes) frente a las obsesiones reactivas (aquellos que se desencadenan por factores externos fáciles de identificar que el individuo cree importantes como para querer revertirlos y solucionarlos).