Muchas son las interpretaciones del concepto de cisterna. Por un lado, se describe así al depósito de agua que forma parte del sistema de los retretes (también conocidos como inodoros o urinarios). Por otro, identifica a los depósitos de localización subterránea que permiten almacenar y recoger agua de lluvia o, según cada caso, de manantiales o ríos. Una tercera acepción permite aprovechar la noción para asociarla a vehículos diseñados para el transporte de líquidos.
Ante tantas definiciones, es interesante hacer foco en esta palabra y conocer (o recordar) sus clasificaciones.
En materia de transportes, es posible individualizar a barcos cisterna, camiones cisterna, etc.
La cisterna de purín, en cambio, es un contenedor de metal que se ubica, como un remolque, en tractores o camiones destinados a almacenar o a esparcir purines. Suele ser común en los ámbitos de la Agricultura y la Ganadería.
Los aljibes o cisternas flexibles, asimismo, son recipientes de carácter autoportante que se aprovechan para almacenar toda clase de líquidos.
Distinto es el caso de la cisterna del quilo (conocida también como cisterna de Pecquet), tal como se define a la estructura linfática que le permite al organismo realizar procesos de drenaje. Es, según los expertos, receptora del quilo enriquecido con grasas procedente de los intestinos.
En suelo italiano, en tanto, existe una localidad conocida como Cisterna d’Asti (Piamonte), y otra bautizada como Cisterna di Latina (en Lazio). En Túnez, por otra parte, se ubican las Cisternas de Dougga, un conjunto conservado en el yacimiento arqueológico del sitio de importancia histórica denominado Dougga.