En la vida cotidiana podemos encontrar muchas clases de chapas. Este término, al cual en el diccionario de la Real Academia Española se le adjudican múltiples interpretaciones, suele aprovecharse en la mayoría de los casos para describir a unas láminas metálicas de distinto grosor con aplicaciones en la construcción de viviendas precarias, carrocería de automóvil, etc.
Tener precisiones sobre las diferentes clases de chapas que existen facilita la elección de cada producto en función de la necesidad concreta. Por ejemplo, la chapa estriada o diamantada por lo general se elabora con aluminio o acero y es recomendable para el piso de las ambulancias, las pasarelas de fábricas, las escaleras de trabajo y los camiones de bomberos por no ser resbaladiza.
La chapa perforada, en cambio, se valora en el rubro arquitectónico y en procedimientos de carácter industrial, ya que permite diseños decorativos o crear módulos de ventilación, entre otras alternativas.
Distinto es el caso de las chapas de identificación, pequeños objetos colgantes que se emplean en el ámbito militar para identificar a cada soldado con fines de reconocimiento en caso de quedar herido o fallecer en combate. En este sentido, se puede agregar además que las mascotas suelen llevar en sus collares placas metálicas con información del dueño para poder ser devueltas en caso de que se pierdan. Asimismo, las chapas patente son placas presentes en los vehículos para individualizarlos y poder, por ejemplo, multar al titular de la unidad por una infracción de tránsito o bien radicar una denuncia por robo de automotor.