Tipos de heridas


Una herida, de acuerdo a la definición proporcionada por la Real Academia Española, es una perforación o desgarramiento que se produce en algún punto de un cuerpo vivo. Esta lesión puede aparecer en cualquier momento de la vida del afectado, deberse a distintos motivos y tener diversas consecuencias.

Según sea su localización, extensión, apariencia y/o profundidad, la herida puede exigir una atención médica inmediata, razón por la cual siempre conviene saber qué clases de heridas existen y prestar atención a sus particularidades para saber cómo actuar ante ellas.

En el lenguaje médico se acostumbra segmentar a las lesiones corporales que quiebran la integridad de los tejidos blandos como heridas contusas si su origen se debe a un golpe, heridas penetrantes (aquellas que ingresan al interior del cuerpo), heridas punzantes (lesiones provocadas por algún instrumento y/o arma puntiagudo, tales como anzuelos, agujas y clavos), heridas cortantes (ocasionadas por objetos afilados, como pueden serlo los vidrios y los cuchillos) y heridas abrasivas (causadas al friccionar o rozar la piel con superficies duras).

Cada una de ellas, en base a sus propiedades, se califica a su vez como abierta (en caso de que se produzca la segmentación de los tejidos blandos) o cerrada (opción en la cual no se observa la separación de los tejidos pero hay hematomas y requiere atención inmediata ya que algún órgano puede estar afectado o comprometida la normal circulación de la sangre). Asimismo, las heridas se definen como simples si sólo dañan la piel y se limitan a ser producto de arañazos o raspones, y como complejas si alcanzan a los músculos, nervios, tendones o cualquier sector interno que se manifieste con hemorragias.