Para poder obtener un servicio, conseguir autorizaciones o permisos para una cierta actividad, concretar un proyecto comercial y resolver cuestiones administrativas de diversa índole estamos obligados a realizar diferentes trámites.
Estas diligencias o gestiones a veces son personales y, en determinadas circunstancias, pueden solucionarse a distancia, ya sea en el marco del sector privado o público, por medio de los trámites electrónicos. Según qué se necesite definir o hacer, la presentación de documentación y las firmas varían de un ámbito a otro.
Quien pretende transportar mercadería de un país a otro, por señalar un caso posible, debe llevar a cabo trámites aduaneros, mientras que aquellos que desean modificar su estado civil (presentando los papeles de divorcio, por ejemplo), reclamar algo por vía legal (una cuota de alimentos), denunciar una situación o están dispuestos a adoptar un niño tienen que completar diferentes trámites judiciales.
Asimismo, hay que hacer los trámites correspondientes cuando nace un bebé (para darle su identidad) y cuando fallece una persona (para acreditar oficialmente su deceso, inhumar o cremar sus restos, realizar la sucesión, etc).
Los trámites bancarios (para retirar dinero de una cuenta, gestionar préstamos, pagar servicios), los trámites fiscales (necesarios para poner en marcha una empresa), los trámites para contratar y/o dar de baja un servicio (de televisión, telefonía, acceso a Internet, etc) y los trámites para comprar y/o vender bienes (vehículos, propiedades) son otras categorías que dejan al descubierto la gran cantidad de gestiones que, a lo largo de la vida, los ciudadanos tenemos que realizar para tener identidad, estudiar, trabajar, recibir asistencia y cumplir múltiples objetivos.