Para desarrollar una gran cantidad de productos y materias primas es necesario que se pongan en marcha fábricas especializadas en diferentes rubros. En ellas el personal humano cuenta con maquinarias y herramientas, además de asistencia tecnológica, para llevar a cabo la tarea de fabricación de algo.
Hay en el mundo múltiples clases de fábricas: fábricas de papel, fábricas textiles, fábricas de automóviles, fábricas de harina, fábricas siderúrgicas, fábricas de colchones, fábricas de ladrillos, fábricas de calzado, etc. La oferta, como resulta evidente, es amplia y satisface la demanda de distintos tipos de clientes.
Resulta interesante resaltar además que el término también se aprovecha en otras expresiones para hacer referencia a muchas otras cuestiones. Los expertos en Informática, por ejemplo, reconocen como fábricas de software a las empresas que se dedican a la elaboración de software a medida de cada cliente. Asimismo, señalan como fábricas digitales a las redes de métodos y modelos digitales que contemplan procesos de visualización en tres dimensiones y simulaciones para reproducir de modo virtual todos los procedimientos que se requieren concretar en la práctica.
Cuando se habla de fábrica recuperada, en tanto, se alude al fenómeno social que lleva a un grupo de trabajadores a trabajar para reimpulsar una empresa que dejó de funcionar a fin de retomar la producción y mantener así sus fuentes laborales.
Por último, hay que saber que una marca de fábrica es una seña o identificación que un fabricante plasma o añade a los productos que desarrolla para dejar evidencia de su trabajo y reconocer sus artículos.