Una emergencia es toda situación que requiere una acción urgente para tratar de solucionar o remediar algo a fin de evitar males mayores.

Las más comunes a nivel cotidiano son las emergencias médicas, que exigen atención profesional inmediata para salvar la vida de un paciente. Si se demora la asistencia en un contexto de gravedad, la persona probablemente muera o quede con secuelas graves. Según el área que actúe en función del estado o síntomas del individuo, se puede distinguir entre emergencias odontológicas, emergencias cardiovasculares, emergencias neurológicas, emergencias psiquiátricas, etc.

Hay, por otra parte, desastres naturales y fenómenos dañinos provocados por la acción del hombre que desencadenan múltiples clases de emergencias. Entre ellas es posible reconocer a las emergencias ecológicas a raíz del calentamiento global o de un derrame de petróleo, emergencias sanitarias determinadas por una pandemia o epidemia, emergencias interdisciplinarias motivadas por un estallido social violento y emergencias radioactivas. Por supuesto, también se habla de emergencias medioambientales cuando un terremoto, la erupción de un volcán o una inundación destruyen una región dejando como saldo enormes daños materiales e irreparables pérdidas de seres vivos.

De buscar otras cuestiones que permitan comprobar la existencia de diversas formas de emergencia, aparecerán las finanzas (una situación económica delicada puede transformarse en una emergencia financiera), los incendios y accidentes (que exigen la inmediata actuación de bomberos y policías en un contexto de urgencia) y los trasplantes de órganos (a diario, lamentablemente, nos enteramos que hay una persona en emergencia nacional a la espera de un órgano que le permita seguir viviendo), por enumerar más categorías a modo de referencia.