Muy extendido está en español el uso de la palabra ‘ser’. Es cierto que el diccionario de la Real Academia Española (RAE) reconoce múltiples definiciones para el término, pero incluso al centrarnos en la idea de ser como una creación que puede tener vida (ya sea en el plano real o en un marco de ficción) es posible hallar numerosas variantes.
En un lenguaje cotidiano, la expresión más empleada es “ser humano”, aunque al prestar atención a cómo se aprovecha el vocablo es posible reconocer nociones como las de seres vivos (categoría amplia que nuclea a todos los habitantes de la Tierra que nacen, crecen, se reproducen y mueren y que, a su vez, pueden subdividirse en grupos como los de seres unicelulares y seres pluricelulares), Ser Supremo (utilizado en un ámbito religioso para hacer referencia a Dios), seres mitológicos (criaturas contempladas en leyendas y mitos de diferentes civilizaciones) y seres extraterrestres (definición reservada para los alienígenas o unidades vivas procedentes de un espacio ajeno a nuestro planeta).
Cabe resaltar que, más allá de las categorías que se puedan reconocer a partir del concepto de ‘ser’, esta palabra sirve para resaltar alguna condición de los humanos ya que, por ejemplo, se acostumbra presentar a hombres y/o mujeres como “seres excepcionales”, “seres admirables”, “seres responsables” o “seres muy solidarios”, por citar algunas posibilidades.
Otras expresiones que diversifican la noción y amplían las alternativas de uso: Seres de energía (conocidos también como seres cósmicos), seres sobrenaturales, seres racionales, seres imaginarios, seres paranormales, seres celestiales, seres amorfos, etc.