La respiración es un proceso por el cual un ser vivo toma aire, se oxigena con él y expulsa (exhala) dióxido de carbono. En los animales, esta rutina depende de la complejidad que posea cada organismo, por eso resulta interesante conocer las diversas modalidades de respiración animal si se desea entender las diferencias que una y otra especie presenta al respirar.

Los organismos de estructura más sencilla, como ocurre con las esponjas y las medusas, por citar un caso en particular, carecen de aparato respiratorio, razón por la cual el oxígeno es captado por la superficie de sus cuerpos y, desde allí, es distribuido a fin de extenderse a todas las células.

Cuando los organismos respiran por medio de la piel, como ocurre con las sanguijuelas y las lombrices, se habla de respiración animal de carácter cutáneo. Por su parte, los artrópodos terrestres (grupo donde se enmarcan los miriópodos, los arácnidos y los insectos) presentan una respiración traqueal (es decir, el oxígeno atraviesa sus tráqueas y se desparrama por las células, mientras que el dióxido de carbono puede ser expulsado por esa misma vía).

La respiración branquial, en cambio, se observa en animales de entornos acuáticos como los moluscos, los crustáceos y los peces, por citar algunas familias a modo de referencia.

Por último, hay que mencionar dentro de las modalidades de respiración animal a la de tipo pulmonar, proceso llevado a cabo por mamíferos, reptiles, aves y otros vertebrados y ciertos invertebrados (como el caso del caracol de tierra). El ser humano, como sabrán muchos de ustedes, es uno de los habitantes de este planeta que respira a través de dos cavidades conocidas con el nombre de pulmones.

Al buscar información que ayude a saber más sobre el concepto de remolque y a identificar las alternativas existentes en relación a dicha noción, lo primero que uno descubre es que esta palabra refiere, en principio, al acto y consecuencia de remolcar.

Ya al investigar un poco más, se advierte que este término abarca también a aquello que se remolca a través del mar o en la superficie terrestre y al vehículo que es arrastrado (o trasladado) por otra unidad.

En la vida cotidiana solemos ver y/o utilizar diversas clases de remolques que varían de acuerdo a las necesidades de quien lo usa y a las dimensiones del producto que se desea transportar. Por esa razón, resulta interesante conocer un poco más sobre las opciones que existen en materia de remolques.

Los remolques entendidos como la estructura o trailer que se sujeta a un vehículo motorizado pueden servir para trasladar embarcaciones o cuatriciclos, para desplazar materiales de construcción, ganado o alimentos y hasta para transportar niños (en este último caso, depende de la legislación de cada país y de las condiciones urbanas donde se lleve a cabo el recorrido por medio de una bicicleta con acoplado).

Los tractores agrícolas, los camiones, los coches particulares, los vehículos eléctricos y las ya mencionadas bicicletas son algunos medios de locomoción a los que se les puede añadir un remolque.

Cabe mencionar también que la opción conocida como remolque de altura suele estar sujeta a un contrato donde se establecen las condiciones del procedimiento que involucra a un buque que actúa como remolcador y a otra embarcación que será remolcada por el primero.

Cuando dos personas entablan un vínculo, surge entre ambas un lazo único que puede clasificarse de diversos modos en función de los sentimientos implicados, qué edad tengan los involucrados, la intensidad de esa relación y de cómo, dónde y bajo qué particularidades se desarrolle dicho acercamiento.

Si bien al hablar de pareja uno acostumbra a pensar inmediatamente en un romance que puede derivar o no en una boda, existen relaciones que implican a un par de amigos, a parejas de hermanos, a parejas de actores (cuando protagonizan una ficción) o a parejas de socios, por citar algunas posibilidades que demuestran que las parejas van más allá de un noviazgo o matrimonio.

De todas formas, de hacer foco sólo en las relaciones de pareja basadas en el amor y donde hay un proyecto de vida en común, se podrán reconocer vínculos apasionados, vínculos conflictivos (por celos, reacciones violentas, oposición familiar, presiones, etc.), vínculos tóxicos (en los cuales los involucrados no se potencian sino que se dañan mutuamente y no logran poner fin a situaciones tensas que, incluso, pueden poner en peligro sus vidas), vínculos a distancia, vínculos heterosexuales y vínculos homosexuales, entre otros.

Asimismo, existen en el mundo otras clases de relaciones de pareja, como las que se desarrollan por medio de Internet (y que alimenta los lazos a distancia de manera virtual); las que nacen y se mantienen por cuestiones de dinero (a menudo definidas como vínculos de conveniencia); las que se consideran prohibidas por cuestiones culturales, religiosas o morales y las que surgen entre seres con gran diferencia de edad.

El concepto de requisición (término que deriva del vocablo en francés réquisition) alude al control y embargo de productos alimenticios, animales y otras cuestiones que, en tiempos de guerra, se lleva a cabo para el servicio militar, aunque más allá de este marco también es posible hablar de solicitudes de requisición con distintas características.

Se trata, en líneas generales, de una documentación que puede tener carácter físico o completarse y analizarse de manera electrónica que se confecciona para gestionar un pedido que debe evaluar el departamento de compras de una entidad o empresa.

De acuerdo a qué requiera una compañía, qué motive el pedido de requisición y los plazos que se contemplen para la vigencia y aprobación de estas solicitudes, es posible distinguir a las siguientes clases de requisiciones:

– Requisiciones futuras (pedidos que se enmarcan en planes a largo plazo y cuya prioridad es relativa por focalizarse en necesidades que no son inmediatas)
– Requisición de compra (surgida dentro del área que necesita insumos pero autorizada por el sector de compras previo análisis de la situación y las particularidades del pedido)
– Requisición de personal (documentación donde se solicita cubrir un puesto o vacante en un plazo que puede, o no, estar definido en dicho pedido)
– Requisición de servicios (que pueden motivarse por necesidades de mantenimiento, de modernización, de limpieza, de refacción, etc.)

Cabe resaltar que las variedades de requisición mencionadas líneas arriba son apenas una muestra de los alcances de esta clase de documentación que, con distintos criterios de acuerdo a cada ámbito, se emplea con frecuencia en empresas e instituciones formales.

El concepto de relevador, según indican los expertos en electromecánica, se utiliza para identificar a un dispositivo dotado con un electroimán y una bobina que cumple la función de un interruptor que se controla mediante un circuito eléctrico.

Este antiguo elemento que también se conoce con el nombre de relé, cuya creación se le atribuye al físico norteamericano Joseph Henry, fue perfeccionándose y modernizándose con el paso de los años, por eso en la actualidad es posible identificar a varias clases de relevadores. A fin de ayudarlos a conocer más al respecto, a continuación describiremos algunos de los más populares a nivel mundial para que puedan, al menos, saber sus principales características.

En técnicas de aeromodelismo y desarrollos de objetos telecontrolados, por ejemplo, se han sabido aprovechar los relevadores de láminas, los cuales permitían reconocer diversas frecuencias a partir de una varilla capaz de resonar, mientras que en circunstancias en las cuales se necesita dominar una corriente alta adquieren relevancia los relevadores de núcleo móvil (constituidos de un émbolo).

Los relevadores tipo armadura, en cambio, son los más empleados a nivel general y funcionan a partir de la estimulación de un electroimán que acciona una armadura y abre o cierra, según el caso, los contactos.

Más allá de los mencionados líneas arriba, existen los relevadores de lengüeta (armados sobre láminas de metal y formados a partir de una ampolla de vidrio), los relevadores biestables (también nombrados como polarizados), los relevadores de estado sólido (tal como se define a un circuito) y los relevadores de corriente alterna (sistema utilizado, por ejemplo, en la fabricación de ciertos timbres).

El acto y consecuencia de remachar, es decir, de reforzar los clavos ya introducidos en una superficie o afirmar dichas piezas para generar una mayor resistencia, se conoce como remache.

Esta técnica que permite unir, como mínimo, un par de elementos suele emplearse en la fabricación de electrodomésticos y muebles, en la industria automotriz, al desarrollar componentes de hardware y en el ámbito militar, por dar algunas precisiones acerca de su aprovechamiento.

Cabe resaltar que no siempre se hace uso de la misma clase de remaches ni se apela a un procedimiento estándar. Por esa razón, resulta interesante repasar las alternativas y saber que existen múltiples posibilidades a la hora de realizar estas uniones que suelen definirse también como roblones (aunque, según los expertos, existe una sutil diferencia: un roblón consta de una única pieza, mientras que los remaches admiten más componentes).

De trabajar con remaches, se podrá optar entre concretar un remache de compresión o bien hacer un remache ciego (denominado asimismo como POP, tal la marca desarrollada por sus inventores, la firma Emhart Teknologies). Dentro de esta última variante, asimismo, están contempladas las modalidades de remaches con pasadores guiados, los remaches roscados, los remaches ciegos con mandril de estiramiento y los remaches expandidos de manera química. Ya de hacer foco específicamente en los roblones, por otra parte, se puede elegir entre roblones bifurcados; roblones sólidos; roblones tubulares y roblones semitubulares.

Otro dato a tener en cuenta en relación a los remaches es que esta clase de uniones puede llegar a presentar inconvenientes, tales como el de cortarse o el de quedar aplastada a raíz de la presión ejercida por una chapa o material similar.

El concepto de remo (palabra que tiene su origen en el vocablo latino remus) identifica tanto a un deporte reconocido a nivel internacional como a un utensilio fabricado en madera que se utiliza para agitar el agua y lograr así que una embarcación se desplace. Asimismo, de tener en cuenta las tradiciones romanas, se lo puede asociar al nombre de uno de los fundadores de Roma (junto a Rómulo), o bien mencionarla como el nombre de una marca norteamericana.

Si hacemos foco en las modalidades deportivas que pueden desarrollar tanto los hombres como las mujeres, entonces podremos reconocer las variantes de remo de banco móvil (dentro del cual se puede optar entre remo corto, remo en punta sin timonel y remo largo con timonel) y de remo de banco fijo (actividad que admite el nivel amateur y el profesional pese a no estar considerada dentro de los Juegos Olímpicos), además de la alternativa conocida como remo indoor que supone un ejercicio de entrenamiento a partir de un simulador y posee numerosos adeptos a nivel mundial, quienes suelen organizar campeonatos bajo esta modalidad ideal para el invierno ya que evita trabajar en contacto con el agua.

Más allá de los detalles descriptos líneas arriba, resulta interesante saber que existe la opción de remo olímpico (donde están comprendidas todas las disciplinas de banco móvil, variedad que suele llevarse a cabo en aguas tranquilas como las de lagos, embalses y ríos) y la de remo no olímpico (más diversa y de mayor alcance que la anterior).

El proceso o experiencia de renacer se define como renacimiento. Claro que, más allá de esta utilización del término, la palabra identifica a un periodo histórico que se inició durante la mitad del siglo XV en la porción occidental del continente europeo y que estuvo caracterizada por el interés en estudiar y desarrollar las ciencias y artes propias de la Antigüedad clásica, tanto griega como latina.

No todo este proceso se desarrolló del mismo modo en todos los países, por eso es necesario marcar diferencias territoriales. El Renacimiento en España, por ejemplo, no marcó un quiebre abrupto con el espíritu medieval ni se vivió con la intensidad de otras regiones, mientras que en suelo francés el esquema renacentista se extendió velozmente y provocó que, desde un primer momento, las influencias italianas se hicieran notar. Asimismo, hubo un renacimiento en Alemania, otro en Hungría y otro periodo similar en los Países Bajos.

Otros conceptos relacionados a esta fase son los que hablan de Alto y Bajo Renacimiento. El primero abarca la plenitud de estos años, pero con el segundo no existe un consenso ya que algunos autores lo relacionan con lo ocurrido a finales del siglo XVI, mientras que otros lo asocian al siglo XV.

Cabe resaltar por otra parte que la idea de florecimiento que caracteriza al Renacimiento descripto líneas arriba ha servido de impulso para hablar de revoluciones artístico-culturales ocurridas en distintos siglos y lugares bajo las denominaciones de Renacimiento sumerio, Renacimiento carolingio, Renacimiento otoniano, Renacimiento céltico, Renacimiento bengalí y Renacimiento de Harlem, entre otras.

A diario generamos a partir de nuestras actividades cotidianas (como comer, beber y comprar algo) una gran cantidad de residuos que, por lo general, van a parar sin distinción de ningún tipo a un mismo cesto de basura. Claro que, para cuidar el planeta y vivir un poco mejor, es necesario tener presente siempre que hay desechos que se pueden reciclar y otros que no, razón por la cual es aconsejable mantenerlos separados.

Para ayudarlos a conocer más sobre las diversas categorías de residuos, en Tipos.com.mx hemos publicado información general sobre esta temática y datos concretos en relación a los residuos inorgánicos. Ahora, como advertirán al leer el título de este artículo, la idea es ofrecerles detalles sobre los considerados residuos orgánicos.

Dentro de este último conjunto mencionado aparecen las cáscaras de los alimentos y los restos de frutas, verduras, carnes y huevos así como cualquier elemento que en algún momento tuvo vida o perteneció a algún ser vivo, todos materiales que, por tener la particularidad de descomponerse de manera natural, se consideran biodegradables. Cabe resaltar que, como no existe un único estado para esta clase de residuos, además de definirlos como orgánicos se los cataloga, de acuerdo a cada caso, como basura líquida o sólida (Ejemplo: los restos de claras y/o yemas son residuos orgánicos líquidos, mientras que la cáscara de una banana es un residuo orgánico sólido).

La basura orgánica es ideal para reciclar, una acción que permite reutilizar ciertos productos y, de esta manera, contribuir con el cuidado del medioambiente. Con las sobras de una comida, por ejemplo, se puede elaborar compost, un abono de carácter orgánico ideal para las plantas.

Alguien que habita un lugar, encuentra alojamiento en una residencia o vive donde trabaja se describe como residente. Por ser un adjetivo de múltiples aplicaciones, resulta interesante conocer en qué contextos se emplea esta palabra y qué ramificaciones ha tenido a lo largo de los años.

Si bien su uso más común apunta a nombrar a personas que fijaron residencia en un cierto lugar (“Un elevado porcentaje de africanos residentes en América Latina no domina el idioma español”, “Los mexicanos residentes en el exterior también podrán votar”), el término también se aprovecha en el área de salud para diferenciar a los médicos residentes (aquellos que trabajan de manera exclusiva para un hospital a fin de especializarse en una cierta actividad) de los otros profesionales, al igual que ocurre al hablar de enfermeros residentes.

En otros tiempos, además, se popularizó el uso del concepto para describir a un cargo diplomático ocupado por un ministro de categoría más baja respecto a los ministros plenipotenciarios que acepta, por razones de trabajo, fijar residencia de manera permanente en una nación ajena a la suya.

Como complemento de la información proporcionada líneas arriba, hay que decir que también se reconocen otras clasificaciones relacionadas a la Ornitología y a la Informática, donde es usual hacer referencia a las aves residentes (tal como se cataloga a los ejemplares que no realizan migraciones estacionales), a los monitores residentes (antiguos componentes de un software que están señalados como un modelo primitivo de sistema operativo) y a los programas o módulos residentes (aquellos que se conservan en la memoria durante el tiempo en el cual un equipo esté encendido).