En la vida cotidiana, el ser humano aprovecha gran parte de los recursos que tiene a su alrededor para llevar a cabo diversas acciones. Como esos elementos de los cuales dispone el hombre tienen distintos orígenes y particularidades, se los suele agrupar en diversas categorías. Así entonces, se puede hablar de recursos literarios, recursos naturales y de recursos energéticos, entre muchos otros.

En este último conjunto mencionado se nuclean todas las sustancias (sin importar si se encuentran en estado líquido, gaseoso o sólido) que, a partir de múltiples procedimientos, permiten hacer uso de una variedad de energía.

Al examinar el surgimiento, la disponibilidad y las aplicaciones de estos recursos, es posible advertir la existencia de subgrupos dentro del conjunto principal. Al respecto, se puede decir en primer lugar que los recursos energéticos se clasifican en primer lugar como renovables y no renovables, conjuntos que a su vez, para obtener una mayor precisión, se segmentan en otras partes.

Al hablar de los recursos energéticos con carácter de renovable, no se pueden dejar de mencionar al Sol ni al viento, pero al profundizar en este grupo surgen otros casos que, por su condición, se describen como potencialmente renovables (como ocurre con la biomasa, por ejemplo).

Ya de analizar a los recursos energéticos no renovables (aquellos que no son ilimitados y, por lo tanto, deben usarse con responsabilidad para evitar su extinción), en cambio, adquieren relevancia los combustibles fósiles (como el carbón, el gas natural y el petróleo) y los combustibles nucleares (grupo donde aparecen elementos como el plutonio y el uranio).

Al ser ‘rata’ un vocablo con múltiples acepciones reconocidas por la Real Academia Española (RAE), resulta interesante hacer foco en los significados específicos de esta palabra y tener presente siempre que no sólo describe a los mamíferos de características similares a las de los ratones que pueden llegar a transmitirle múltiples enfermedades a los humanos.

De analizarla desde la perspectiva de la Zoología, sí es posible distinguir entre ratas gigantes, ratas de alcantarilla, ratas de campo, ratas de agua y ratas canguro, pero… ¿qué sucede cuando no se apela a la noción para hablar de estos animales que, a lo largo de los años, inspiraron personajes en cuentos, obras teatrales y largometrajes como el caso de la película animada “Ratatouille” y la historia titulada “La ratita presumida”?

Si ampliamos los horizontes, descubriremos que los expertos en Botánica mencionan el término para hacer referencia a diversos árboles pertenecientes al género Metrosideros (cuyos nombres comunes varían entre árbol rata del sur, árbol rata carmín, árbol rata del norte, etc.), así como en Geografía se habla de las islas Rata (situadas en Alaska).

Además de estas aplicaciones, en los entornos informales de la vida cotidiana se suele tildar de “ratas” a los individuos despreciables, amarretes (tacaños) y a quienes roban objetos de escaso valor (también definidos como rateros).

Otras clases de ratas (o de usos del vocablo) que pueden llegar a identificarse en contextos específicos: ratas almizcladas, Rata Blanca (banda argentina enmarcada en el género del heavy metal) y el signo ‘rata’ (interpretado desde el horóscopo chino).

El acto y la consecuencia de rasguear (tal como se conoce a la acción de hacer sonar un instrumento musical rozando con los dedos más de una cuerda al mismo tiempo) se conoce como rasgueo. Se trata de una práctica muy antigua que nació en el seno de la música folclórica y que, con el paso de los años, se ha ido potenciando y perfeccionando con técnicas adaptadas al género, a las posibilidades del ejecutor y al efecto buscado.

Por lo general, esta noción se asocia a las guitarras pero, aún así, es posible distinguir entre varias formas de realizar estos rasgueos. A continuación, entonces, una breve descripción de las múltiples variantes existentes a la hora de rasguear un instrumento para conseguir un determinado acorde o adaptarse a un estilo musical específico.

En primer lugar, es posible reconocer rasgueos simples y otros más complejos. Los primeros (como el caso de los tres golpes que la mayoría trabaja en cuatro tiempos y que se concretan haciendo uso del pulgar y el dedo medio en distintas posiciones) son recomendables para quienes recién comienzan a tocar la guitarra, mientras que los más avanzados permiten a los guitarristas con experiencia ofrecer un resultado más profesional y elaborado.

Asimismo, existen rasgueos específicos para acompañar a un cantor de tangos, rasgueos para malambo, rasgueos ideales para las chacareras, rasgueos de zambas y otros que, por sus características, combinan a la perfección con el género de la cumbia. De igual modo, es posible encontrar rasgueos adaptados a instrumentos de cuerda que no sean las guitarras, como ocurre con el ukelele, el laúd y el charango, por mencionar algunos.

Con origen en un vocablo latino, la palabra ratio se entiende en español como un término equivalente al significado de razón, entendido como el cociente de dos cifras.

De esta definición avalada por el diccionario de la Real Academia Española (RAE) se desprenden varias categorías que amplían el alcance de esta noción presente en ámbitos como el contable, el matemático y el informático, entre otros.

Frente a una progresión de carácter aritmético, por citar un caso posible, se puede analizar la diferencia entre un par de términos consecutivos que se conserva de manera constante para establecer así el valor del ratio aritmético, mientras que en una estructura geométrica se puede calcular el cociente para obtener de este modo el valor del ratio geométrico.

Más allá de los mencionados en el párrafo anterior, existen razones o ratios contables (también definidos como indicadores financieros que brindan la posibilidad de determinar el nivel de rentabilidad, la solvencia, el grado de endeudamiento y el estado general de liquidez de una compañía); ratios de equilibrio; ratios de productividad; ratios de actividad y ratios informáticos. Dentro de este último grupo es posible, a su vez, distinguir dos clases de ratios: uno que informa cuántos usuarios poseen un archivo completo en condiciones de ser compartido y qué número de personas se descarga ese material, y otro que se conoce como ratio de sharing y que se evalúa para conocer cuál es el promedio de un usuario en relación a cuántos archivos sube y qué cantidad de ellos descarga.

Los aparatos fabricados en diferentes materiales que sirven para calefaccionar un lugar valiéndose de un sistema de intercambio de temperaturas, se conocen con el nombre de radiadores. Este mismo término, además, se aprovecha para identificar a una serie de tubos con los cuales se refrigeran los cilindros presentes en ciertos motores de explosión.

De acuerdo a la materia prima empleada en el proceso de fabricación de estos productos que bien pueden instalarse en un hogar para calefaccionar uno o más ambientes y a los combustibles que requieren para funcionar, se habla de distintas clases de radiadores. Los de chapa de acero, los de aluminio y los de hierro son algunas de las alternativas posibles, así como también se los puede segmentar de acuerdo a su mecanismo de funcionamiento en dos grupos: el de los radiadores eléctricos y el de los radiadores que funcionan a gas.

En otros contextos, por otra parte, se suele hacer referencia a los radiadores auxiliares de graves aunque, en este caso, no refiere a una cuestión térmica sino a un recurso para reforzar o potenciar el alcance de los altavoces. A estos elementos también se los conoce como sistemas de línea de transmisión o sistemas de laberinto acústico.

Más allá de la información volcada en los párrafos anteriores resulta interesante tener presente que, cuando se habla de Radiador Springs, no se busca mencionar un calefactor en particular ni la marca de otro dispositivo sino recordar en qué localidad ficticia transcurre la acción narrada en el filme animado Cars.

Se conoce como racismo a la exaltación del espíritu racial de una etnia frente a otro conjunto. A partir del análisis de este modo de pensar y actuar y al evaluar sus derivaciones, es posible relacionar el concepto a una doctrina que puede tener origen político o antropológico y provocar desde persecuciones a grupos señalados como inferiores hasta una fuerte discriminación.

La ideología del racismo, tal como se desprende de la realidad, suele confundirse con la idea de xenofobia, aunque este último concepto abarca el sentimiento de repulsión y hasta odio hacia las personas extranjeras, independientemente de la nacionalidad o el grupo étnico al que pertenezcan.

A lo largo de la Historia, muchas clases de racismo se han desarrollado y detectado a nivel mundial. Quienes han hecho una interpretación particular del contenido de la Biblia, por ejemplo, han dado relevancia a un concepto popularizado como “racismo bíblico” ya que, de acuerdo a sus consideraciones, las Sagradas Escrituras darían cuenta de la existencia de tres razas dentro de la especie humana.

Hay, asimismo, un racismo que ha sido definido como biológico y seudocientífico que nació en el siglo XIX cuando el pueblo europeo se amparó en cuestiones biológicas y apeló a la ciencia para intentar respaldar la idea de que los europeos eran superiores.

Otras clases de racismo fáciles de identificar por sus características: racismo nazi, racismo sudafricano, racismo en el deporte, racismo político y racismo oculto (expresión que alude a las formas no explícitas de racismo), por citar algunas variedades posibles a modo de referencia.

El concepto de raqueta tiene orígenes de gran antigüedad que llevan a pensar en un término italiano (racchetta) y en otro de procedencia francesa (raquette) que, a su vez, derivan de un vocablo árabe.

Con esta palabra en español, como sabrán muchos de ustedes, se identifica a un elemento fundamental en deportes como el tenis que consiste en un bastidor que se sujeta con la mano a través de un mango y posee una superficie cubierta con una especie de red para golpear la pelota. Juan Martín Del Potro, Roger Federer, Novak Djokovic y Andy Murray, por citar algunos tenistas reconocidos a nivel mundial, suelen emplear diversos modelos de raquetas al jugar sus respectivos partidos.

Lo interesante de hacer foco en esta noción es descubrir que hay otras acepciones admitidas para ella. Así, entonces, al investigar sus significados aprenderemos que una raqueta no es sólo un instrumento presente en disciplinas deportivas sino también un utensilio con el cual se moviliza el dinero apostado en mesas de juego y un elemento que suele añadirse al calzado para desplazarse sin mayores dificultades por la nieve o
superficies heladas.

Ahora que ya mencionamos a las raquetas de tenis y a las raquetas de nieve, estamos en condiciones de añadir otras variedades de raqueta que demuestran el amplio alcance de este vocablo. En este sentido, no se puede dejar de hacer referencia a las raquetas de squash ni a las raquetas de badmington, así como tampoco a “Raqueta de oro”, tal como se conoce en español a una serie de animé con varias décadas de antigüedad.

Se conoce como quena (palabra procedente del vocablo quechua kkhéna) a un instrumento musical con múltiples orificios típico de la región de los Andes centrales. Se trata de una flauta que, por lo general, se fabrica con hueso, madera, barro o caña (material que puede ser de origen americano, europeo o asiático) y tiene una longitud aproximada de cincuenta centímetros.

Estas piezas tradicionales de la música andina, como pueden elaborarse con diversas materias primas y tener diferentes particularidades, suelen distinguirse de otros instrumentos de su mismo tipo por las características exclusivas de cada diseño.

Las quenas construidas a base de maderas (que pueden variar entre palo santo, algarrobo y curupay, por citar algunas opciones), por ejemplo, tienen una vida útil mayor respecto a las quenas de bambú, pero éstas no son las únicas variedades que se pueden encontrar en el mercado.

Quien busca una quena hoy en día no tardará en advertir la existencia de piezas de diferentes tamaños, apariencias, antigüedad y tonos. La denominada Quena en Sol, así como la Quena en La y la Quena Modelo son parte de las alternativas que pueden encontrarse más allá de marcar una diferencia entre los diseños propios de las quenas antiguas y la estructura de las quenas modernas.

De buscar más precisiones y hacer foco en otras quenas, entonces adquirirán relevancia los instrumentos de viento que han sido bautizados como pingollo, choquela, kenali, phalawata, puli puli e hilawata, aunque de acuerdo a los expertos en música la oferta en materia de quenas no se limita a la mencionada en estos párrafos.

El concepto de raíz, entendido desde el ámbito de la Botánica, refiere al órgano propio de los vegetales que se desarrolla en dirección opuesta a cada tallo y sirve tanto para sostener al ejemplar como así también para absorber de la tierra los nutrientes necesarios para el crecimiento de las plantas. En este contexto es posible individualizar a las raíces reservantes, a las raíces adventicias y a las raíces tuberosas, por citar algunas a modo de referencia.

Por fuera de ese campo, este término derivado del latín radix sirve para hacer referencia a inmuebles, edificaciones, terrenos y otras propiedades (definidas como bienes raíces); se usa para describir al área inferior de objetos o elementos; se aprovecha en Gramática para identificar al grupo irreductible de fonemas presentes en vocablos pertenecientes a una misma familia (como sucede por ejemplo, con ‘am’, que compone a amor, amoroso, amada, amorío, etc.) y se reserva en Matemática para aludir a la cantidad por la que debe multiplicarse una cifra para arribar a un resultado específico.

A partir de estas múltiples definiciones, es posible reconocer una gran variedad de raíces. De analizarlas desde una perspectiva matemática, por ejemplo, se puede hablar de raíces cúbicas, de raíces cuadradas, de raíces de una función y de raíces irracionales, mientras que en un contexto informático se hablará de nodos raíces o de un directorio raíz.

En Medicina, Anatomía y Biología, por otra parte, se incluyen como parte del vocabulario profesional las expresiones “raíz del cabello”, “raíz dental” y “raíz medular”.

La categoría definida como recurso natural, según se desprende de la teoría, engloba a todo bien material o beneficio que surge de la naturaleza sin que intervenga en ellos la mano del hombre. En este conjunto se distinguen dos grandes subgrupos que extienden el alcance del concepto, por esa razón en esta oportunidad haremos mención a los diversos tipos de recursos naturales existentes a nivel mundial para describirlos a grandes rasgos y poder, de este modo, aprender más sobre sus particularidades.

Como no todos los recursos que nos da la Tierra pueden regenerarse con la misma velocidad y satisfacer de manera continua e ilimitada las necesidades de todos los pobladores del planeta, es fundamental hacer un uso a conciencia (racional y en parámetros normales) de todos estos elementos y contribuir a su conservación (sin importar si son, o no, renovables) para que estos bienes sean sostenibles a lo largo de los años y puedan, por lo tanto, ser aprovechados por diversas especies y generaciones.

Del análisis de esta clase de recursos se desprende la idea de que, así como hay recursos no renovables (es decir, que no pueden ser recreados, generados por el hombre por cultivos ni reutilizados, como ocurre con el gas natural, el petróleo, los depósitos de agua y el carbón, entre muchos otros elementos obtenidos de la superficie terrestre), hay otros que se definen como recursos naturales de perfil renovable por su condición de inagotables. Dentro de este último conjunto mencionado aparecen el viento, los rayos solares y la energía de carácter geotérmico, aunque el listado de opciones es más extenso que el citado.