Cuando dos personas entablan un vínculo, surge entre ambas un lazo único que puede clasificarse de diversos modos en función de los sentimientos implicados, qué edad tengan los involucrados, la intensidad de esa relación y de cómo, dónde y bajo qué particularidades se desarrolle dicho acercamiento.
Si bien al hablar de pareja uno acostumbra a pensar inmediatamente en un romance que puede derivar o no en una boda, existen relaciones que implican a un par de amigos, a parejas de hermanos, a parejas de actores (cuando protagonizan una ficción) o a parejas de socios, por citar algunas posibilidades que demuestran que las parejas van más allá de un noviazgo o matrimonio.
De todas formas, de hacer foco sólo en las relaciones de pareja basadas en el amor y donde hay un proyecto de vida en común, se podrán reconocer vínculos apasionados, vínculos conflictivos (por celos, reacciones violentas, oposición familiar, presiones, etc.), vínculos tóxicos (en los cuales los involucrados no se potencian sino que se dañan mutuamente y no logran poner fin a situaciones tensas que, incluso, pueden poner en peligro sus vidas), vínculos a distancia, vínculos heterosexuales y vínculos homosexuales, entre otros.
Asimismo, existen en el mundo otras clases de relaciones de pareja, como las que se desarrollan por medio de Internet (y que alimenta los lazos a distancia de manera virtual); las que nacen y se mantienen por cuestiones de dinero (a menudo definidas como vínculos de conveniencia); las que se consideran prohibidas por cuestiones culturales, religiosas o morales y las que surgen entre seres con gran diferencia de edad.