Alguien que habita un lugar, encuentra alojamiento en una residencia o vive donde trabaja se describe como residente. Por ser un adjetivo de múltiples aplicaciones, resulta interesante conocer en qué contextos se emplea esta palabra y qué ramificaciones ha tenido a lo largo de los años.

Si bien su uso más común apunta a nombrar a personas que fijaron residencia en un cierto lugar (“Un elevado porcentaje de africanos residentes en América Latina no domina el idioma español”, “Los mexicanos residentes en el exterior también podrán votar”), el término también se aprovecha en el área de salud para diferenciar a los médicos residentes (aquellos que trabajan de manera exclusiva para un hospital a fin de especializarse en una cierta actividad) de los otros profesionales, al igual que ocurre al hablar de enfermeros residentes.

En otros tiempos, además, se popularizó el uso del concepto para describir a un cargo diplomático ocupado por un ministro de categoría más baja respecto a los ministros plenipotenciarios que acepta, por razones de trabajo, fijar residencia de manera permanente en una nación ajena a la suya.

Como complemento de la información proporcionada líneas arriba, hay que decir que también se reconocen otras clasificaciones relacionadas a la Ornitología y a la Informática, donde es usual hacer referencia a las aves residentes (tal como se cataloga a los ejemplares que no realizan migraciones estacionales), a los monitores residentes (antiguos componentes de un software que están señalados como un modelo primitivo de sistema operativo) y a los programas o módulos residentes (aquellos que se conservan en la memoria durante el tiempo en el cual un equipo esté encendido).