En revistas y periódicos es muy común que los textos se complementen con infografías, un recurso gráfico para resumir o explicar algo de manera concreta y detallada. Para que cumpla el objetivo de informar, debe mostrar o incluir datos que respondan a los clásicos interrogantes qué, cómo, cuándo, quién, por qué y dónde.
Al tener en cuenta la finalidad de estas herramientas que pueden desarrollarse de modo manual o elaborarse por medio de un ordenador, adquieren relevancia numerosas categorías.
Hay, por ejemplo, infografías ideales para presentar proyectos frente a inversores o clientes. Sus contenidos pueden ser artísticos, industriales, arquitectónicos, educativos, etc. De adquirir una intención de venta y promoción de servicios y/o productos, entonces podrá ser considerada una infografía publicitaria.
Independientemente de la información que contengan, hay que tener en cuenta que las infografías pueden ser presentadas en forma física o en versión virtual aprovechando las ventajas de Internet en materia de alcance porque permite que el contenido sea visualizado por mucha gente a la vez y propagarse en cuestión de segundos.
Distintas a las mencionadas líneas arriba son las infografías corporativas, ya que buscan divulgar de manera gráfica novedades y cuestiones vinculadas a la empresa que las desarrolla para posicionar mejor una marca, fortalecer su imagen, etc.
Las infografías didácticas (que pueden segmentarse a su vez en infantiles, científicas, deportivas y otras), por su parte, contribuyen a fijar conceptos de modo claro y directo a través de recursos visuales, mientras que las infografías informativas tienen la particularidad de comunicar datos, resultados y hechos resumidos en un gráfico que puede ser a color o en blanco y negro.