Para vencer muchos problemas de salud, además de paciencia y voluntad para llevar a cabo los tratamientos médicos indicados, necesitamos ingerir medicamentos. Estos productos, también conocidos como fármacos, son preparados a base de sustancias similares a las generadas por el organismo o sustancias químicas sintetizadas de manera industrial que poseen efectos terapéuticos.

Hay, en líneas generales, una división fácil de recordar entre fármacos de venta libre (sin necesidad de presentar receta) y fármacos que se comercializan bajo receta médica.

Para los tratamientos de quimioterapia que se recetan a fin de combatir el cáncer, por ejemplo, se utiliza una amplia variedad de fármacos antineoplásicos. Dentro de este conjunto aparecen, entre muchos otros, los antimetabolitos y los agentes alquilantes.

Los fármacos antitiroideos, en tanto, se indican en diferentes dosis para pacientes diagnosticados con hipertiroidismo. Al hacer alusión a los Fármacos de Beers, por otra parte, se busca centrar la atención en el listado de más de cuarenta familias de medicamentos que están contraindicados para personas de más de 65 años de edad.

La administración de fármacos también debe ser controlada y supervisada por un profesional de la salud (y en lo posible evitada) en mujeres embarazadas, ya que muchos medicamentos están prohibidos o no son recomendables en este estado debido a las consecuencias que pueden tener para el feto.

Distinto a todas las variedades mencionadas líneas arriba es el caso de los fármacos alucinógenos, que suelen ser parte de un combo extremadamente peligroso y dañino que combina drogas y alcohol. Cuadros de pánico, alucinaciones y angustia son parte de los efectos que padecen quienes los consumen.