El dispositivo que se utiliza para realizar inhalaciones, de acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), se define como inhalador.

Este aparato, del cual existen múltiples versiones, se suele emplear para tratar el asma y las patologías pulmonares de carácter obstructivo porque, a través de él, el paciente recibe medicación en forma de líquido o de partículas de polvo. Al trasladar los fármacos directamente a los pulmones, este sistema tiene menos efectos secundarios que los asociados a la vía parenteral o la administración oral.

Los inhaladores de polvo seco son una de las alternativas disponibles (y la preferida por la mayoría de los pacientes por su eficacia y facilidad de uso), ya sea para la modalidad de dosis única o para la variante de multidosis. Los inhaladores en cartucho presurizado, en tanto, pueden encontrarse en formato convencional, activarse a través de la inspiración o estar articulados con cámaras de inhalación.

De acuerdo a los expertos, cuando se emplea un inhalador presurizado de dosis controlada (un elemento de apariencia cilíndrica y fácil de transportar por sus pequeñas dimensiones), se debe usar un espaciador para ayudar al medicamento a penetrar en los pulmones de manera profunda. En el caso de los niños que no logran contener la respiración, se recomienda el uso de espaciador con mascarilla.

Conocer todas las opciones que ofrece el mercado e informarse sobre cada tipo de inhalador y aprender cuál es la manera correcta de utilizarlos con una técnica específica es fundamental para poder beneficiarse con estos dispositivos.