El frijol es un producto comestible que también se conoce en distintas partes del mundo con la denominación de judía. Hay muchas clasificaciones que demuestran la diversidad de este alimento y sus modos de preparación, algunas de las cuales describiremos a continuación para ayudarlos a conocer más al respecto.

Antes de señalar las características de cada variedad, resulta interesante señalar que se define como frijol saltarín a un tipo de semilla en cuyo interior se desarrolla el huevo de un insecto pequeño. La larva es quien le genera movimiento al frijol, que por esa razón se califica como saltarín.

Los frijoles refritos, en tanto, constituyen una opción de guarnición tradicional en el territorio mexicano, donde tras ser cocinados en una olla son molidos mientras se fríen en manteca o aceite. Suelen disfrutarse sobre tostadas y tacos, por ejemplo.

También típicos de México son los llamados frijoles charros, una propuesta a base de frijoles guisados combinados con múltiples ingredientes, entre los que aparecen el tomate, el tocino, la cebolla y el ajo.

Los frijoles en escabeche, la sopa de frijoles y la tarta de frijoles son otros platos que invitan a aprovechar durante todo el año el sabor, la textura y el color de este alimento.

Es posible diferenciar además entre frijoles azuki (de tonalidad rojiza), frijoles de soja, frijoles dulces, frijoles chinos, frijoles cabecita negra, frijoles orgánicos, frijoles hidropónicos y frijoles blancos, por señalar otras variedades que amplían las posibilidades de disfrutar este alimento consumido por millones de personas alrededor del mundo.

La presencia de llamas mantenidas de manera voluntaria para conservar el fuego da la pauta de estar frente a una fogata. Este término, además de ser sinónimo de hoguera, permite identificar a un arma cargada con una pequeña cantidad de pólvora que brinda la posibilidad de ser aprovechada para defender brechas o superar obstáculos en la nivelación de un terreno.

Las fogatas pueden llevarse a cabo con múltiples propósitos en un campamento: sirven para iluminar una zona, cocinar o calentar alimentos, brindar calor, etc.

Asimismo, hay que tener en cuenta que las características de las fogatas varían de acuerdo al material empleado para iniciarla, el lugar donde se desarrolla y sus proporciones, entre otras cuestiones.

Al investigar el tema, uno puede comprobar que no todas las fogatas tienen los mismos objetivos y ni siquiera la misma apariencia.

Así como hay fogatas basadas en el fuego (que puede encenderse con piedras, alimentarse con carbón o leña, etc), hay otras que no son peligrosas porque son de utilería, es decir, se imita el efecto de las llamas con múltiples productos como parte de una escenografía o decoración. Este fuego falso puede crearse con cartulinas de colores, papel celofán u otros elementos similares.

Por otra parte, hay que ser muy cuidadosos a la hora de iniciar una fogata para evitar que el fuego se propague y genere consecuencias indeseadas. No es lo mismo hacer una fogata al aire libre (donde las dimensiones pueden ser grandes pero siempre teniendo recaudos para n incendiar los alrededores) que una fogata bajo techo (donde el control debe ser más exhaustivo).

El acto y la consecuencia de friccionar se definen como fricción. Esta palabra, además, se aprovecha para describir el roce entre un par de elementos o superficies en contacto.

En la vida cotidiana podemos encontrar ejemplos prácticos de fricción al observar, por ejemplo, el funcionamiento de los pequeños coches de juguete que requieren ser rozados contra una superficie dura (el piso o una mesa, por lo general) para poder tener movimiento. Cuando un automóvil de verdad es frenado de manera abrupta, asimismo, se advierte fricción entre los neumáticos y el pavimento.

Al analizar las particularidades de estos rozamientos, descubrimos que pueden darse casos de fricción dinámica y otros donde hay una fricción de carácter estático. La primera de las opciones mencionadas tiene lugar cuando los cuerpos o elementos involucrados están en movimiento, mientras que la fricción estática constituye una resistencia a vencer para lograr que se inicie el movimiento o deslizamiento y se supere así a la fricción homóloga.

Distinta es la interpretación y la aplicación de la expresión “fricción de guerra”, ya que se trata de un concepto impulsado por el militar Carl von Clausewitz y vinculado a la ciencia militar. Se trata de una metáfora que apunta a presentar a la acción bélica como una suerte de movimiento en el marco de un entorno resistente porque supone un desafío complicado.

Asimismo, encontramos un aprovechamiento del término en el ámbito musical, debido a que en 1985 surgió en Argentina una banda de post-punk que fue bautizada con el nombre de Fricción.

Los expertos en cuestiones meteorológicas pueden advertir sobre la presencia de un frente de tormenta, de un frente frío, de un frente cálido, de un frente estacionario o de un frente ocluido en base a las particularidades que presente el tiempo, mientras que en lenguaje militar es común que se haga alusión al frente de batalla, al frente de banderas o al frente en una fortificación. Pero cuando profundizamos nuestros conocimientos sobre los significados y aplicaciones del concepto de frente no tardamos en descubrir la existencia de muchas otras interpretaciones y clasificaciones.

Cuando se arma una alianza entre fuerzas, agrupaciones u organismos para conseguir una finalidad política o social común, por ejemplo, surge la denominación de frente único.

Al observar las características de la frente entendida como el área frontal de la cabeza comprendida entre las cejas y el nacimiento del cuero cabelludo, por otra parte, podemos reconocer entre otras alternativas a la frente calzada, tal como se identifica a aquella que no deja demasiada distancia entre el cabello y los ojos. La frente grasosa, por su parte, se distingue por ser brillosa como consecuencia de la piel grasa.

Quienes se especializan en Física, en tanto, emplean la expresión “frente de onda” para identificar a la superficie que posee una fase constante en el marco del movimiento de una onda.

Por último, es interesante recordar además que se define como frente a las fachadas o vistas de una edificación o cosa: frente de ladrillo, frente de madera, frente de piedra, frente enrejado, etc.

De acuerdo al diccionario de la Real Academia Española (RAE), el concepto de fusible puede funcionar como adjetivo para describir a aquello que puede ser fundido y como sustantivo para identificar a un elemento o dispositivo que se incluye en cierta parte de una instalación eléctrica para que sea capaz de interrumpir un exceso de corriente.

En base a su vida útil, su aplicación, su diseño, su función, su tamaño y los materiales que se emplean para desarrollarlos, entre otras variables, estos productos pueden ser enmarcados en diversas categorías.

Así como hay fusibles descartables, hay también fusibles renovables y otros que se catalogan como inteligentes porque permiten aprovechar partes del dispositivo que no fueron afectadas por el uso anterior.

Es interesante tener en cuenta además que es posible conseguir fusibles de acompañamiento y fusibles de uso general. Hay fusibles diseñados para conductores y cables, otros para aparatos de conexión, fusibles semiconductores, transformadores y fusibles capaces de proteger instalaciones de minería.

De investigar las alternativas con mayor profundidad, lograremos distinguir asimismo entre fusibles de fusión rápida (brindan protección frente a cortocircuitos y sobrecargas), fusibles de fusión lenta (para sobrecargas sostenidas), fusibles para proteger líneas muy extensas, fusibles de acompañamiento de disyuntores, fusibles de uso general con tiempo retardado de fusión y fusibles de acompañamiento y protección de motor, por enumerar otros a modo de referencia.

Claro que la oferta no se limita a los elementos descriptos en los párrafos anteriores: los fusibles cilíndricos de vidrio propios de fuentes de alimentación y de electrodomésticos, los fusibles para vehículos y los fusibles de instalaciones ferroviarias son también parte de la amplia y diversa variedad.

Al buscar la definición teórica del concepto de fonema encontramos que así se presenta a la unidad fonológica que no es posible descomponer en unidades sucesivas más pequeñas y que, además, puede diferenciar significados por su sonoridad y su intención significativa. Pero esta referencia no es suficiente para aprender a distinguir los múltiples fonemas existentes, por esa razón a continuación haremos foco en varias categorías.

Si centramos la atención en el idioma español, por proponer una alternativa concreta, descubriremos que hay una amplia variedad de fonemas con rasgos específicos de pronunciación (es decir, que requieren una posición particular de los labios y la lengua, un punto de articulación, para generar un cierto sonido o efecto al hablar) y de grafías especiales.

Hay fonemas vocálicos con diferentes grados de apertura (hay apertura mínima, media y máxima como surge con los alófonos a, e, i, u), fonemas obstruyentes bilabiales sonoros, fonemas africados palatales, fonemas oclusivos (velares, bilabiales) sordos propios de grafías como k, c y qu, fonemas nasales (labiales, palatales, alveolares) y fonemas vibrantes (simples y múltiples).

Más allá de los fonemas mencionados líneas arriba, es necesario tener presente que existen fonemas adicionales propios de determinados lugares. Así ocurre, por ejemplo, con el fonema interdental, fricativo, consonántico y sordo propio de la lengua española de Guinea Ecuatorial, de gran parte de España y de algunos rincones peruanos. En territorios rurales españoles, paraguayos, argentinos y bolivianos, en tanto, suelen reconocerse fonemas laterales palatales. El fonema fricativo laringal, por otra parte, suele advertirse con frecuencia en Colombia, Venezuela y Andalucía.

En la vida de toda persona, así como hay momentos felices y logros que llenan de orgullo y dejan recuerdos gratos, también hay complicaciones y fracasos que sirven como enseñanza y funcionan como motor de cambio.

Los fracasos, esos que se oponen al éxito por marcar el colapso, el fin o el quiebre de algo, pueden sufrirse en cualquier etapa de nuestra existencia y generar desilusiones en múltiples ámbitos. Es difícil sobreponerse a un fracaso, pero siempre hay razones que nos impulsan a superar ese mal trance y a enfrentar el futuro con fuerza, coraje y optimismo.

En la infancia y juventud, por ejemplo, como consecuencia de la falta de motivaciones personales, ciertas fallas del sistema educativo, problemas familiares que repercuten en el alumno y otras cuestiones similares que condicionan el rendimiento académico, es posible que alguien enfrente fracasos escolares. La contención, el acompañamiento y la estimulación tanto del círculo íntimo como de los docentes y amigos son fundamentales para progresar en el aprendizaje.

El fracaso matrimonial es otra realidad que se puede padecer cuando las cosas no salen tal como se las imagina. Una pareja decide unirse para toda la vida pero el destino cambia los planes y entonces llega la separación, marcando el fin de ese vínculo sentimental.

Los amantes del deporte que intentan destacarse en una disciplina, por su parte, son vulnerables a los fracasos deportivos, mientras que la gente de negocios se esfuerza al máximo para evitar los fracasos empresariales. El fracaso profesional y/o el fracaso laboral son otras posibilidades que hay que tratar de impedir a la hora de trabajar.

Los frenos son mecanismos que permiten, por ejemplo, interrumpir el desplazamiento o movimiento de un vehículo, como puede ser un automóvil o una bicicleta. En algunos países, por otra parte, se aprovecha el mismo concepto (que puede sustituirse por frenillos o la expresión aparato dental) para identificar a las estructuras que se utilizan en Ortodoncia para corregir defectos o anomalías de la dentadura. Quienes se especializan en Equitación, por su parte, cuentan que un freno acodado o gascón es aquel que lastima menos la boca de los potros.

Para profundizar la información sobre la variedad de frenos existentes, a continuación enumeraremos opciones propias del ámbito de la Mecánica. De examinar los sistemas propios de un automóvil, aparecerán como alternativas a tener en cuenta el freno de mano (por lo general se aplica a las ruedas traseras), el freno de disco (la velocidad disminuye al apretar las pastillas contra un disco giratorio, cuando el sistema no se sujeta al buje de la rueda sino a la llanta se los presenta como frenos perimetrales), el freno de tambor (se presiona la superficie cilíndrica interna de un tambor de metal) y el freno de motor (mecanismo que aprovecha la resistencia del motor para bajar la velocidad del rodado). Asimismo, es posible hallar unidades con frenos eléctricos: el freno eléctrico ralentizador suele aprovecharse en vehículos pesados.

Por otra parte, señalaremos que en armas de artillería hay frenos especiales, que pueden ser de tipo hidráulico o neumático, para minimizar la fuerza de retroceso surgida por la presión generada por la combustión de la pólvora.

El acto de fundir, según se desprende de la definición teórica, da como resultado una fusión. Esta palabra, además, se aprovecha para hacer alusión a la unificación o integración de ideas, objetivos, disciplinas artísticas, sabores, empresas y de otras cuestiones o elementos que pueden llegar a concentrarse en un mismo espacio, ser o lugar.

En el campo de la Física se suele describir como fusión nuclear a una reacción que se produce a partir de la unión de un par de núcleos atómicos de características ligeras que dan origen a un núcleo de mayor peso, liberando energía.

Cuando en la gastronomía se combinan estilos culinarios y se experimenta con texturas, ingredientes y sabores propios de distintas culturas, aparece en escena el concepto de cocina fusión. Y cuando estas mezclas alcanzan la danza y/o la música, entonces ganan relevancia categorías como fusión latinoamericana, rock de fusión, tango fusión y jazz fusión, entre otras.

También es posible aprender cuestiones interesantes sobre las fusiones de galaxias, que según la cantidad de elementos involucrados puede ser una fusión múltiple o una fusión binaria. Los tamaños, asimismo, indican si se trata de una fusión mayor o de una fusión menor, así como la riqueza de gas detectada permite diferenciar entre fusiones húmedas, secas, mojadas o mezcladas.

Más allá de las clasificaciones señaladas líneas arriba, es importante destacar que existen además la fusión de datos, las fusiones aneutrónicas, las fusiones horizontales, las fusiones dentales y las fusiones de protoplastos, por agregar otras alternativas que demuestran el amplio alcance de este concepto.

Genera un gran placer aprovechar el sentido del olfato para reconocer diversas fragancias a lo largo de nuestra vida. Un aroma puede dejar de apreciarse minutos después de haberse detectado pero deja señales imborrables en nuestra memoria. ¿Cómo se explica, si no, que nos acordemos por ejemplo de nuestra infancia al sentir un olor determinado o que identifiquemos a alguien por su perfume?

De investigar el tema podremos aprender a encontrar y a diferenciar numerosas fragancias. Su origen, por ejemplo, nos permite distinguir entre fragancias naturales (sin contenidos sintéticos) y fragancias artificiales (creadas a partir de químicos para recrear aromas propios de la naturaleza o que imitan algún perfume específico).

Al desarrollarlas en el hogar, en tanto, podemos presentarlas como fragancias caseras o artesanales, mientras que la producción a gran escala con fines comerciales se vale de fragancias industriales. Es interesante tener en cuenta además que algunas fragancias se desarrollan para perfumar las prendas de vestir (fragancias textiles), otras están destinadas al cuerpo humano (los perfumes clásicos) y otras apuntan a aromatizar los distintos rincones del hogar (fragancias ambientales).

Si son desarrolladas en el propio país donde se ofrecen, entonces se definen como fragancias nacionales, pero si se adquieren fuera del territorio nacional se catalogan como fragancias importadas o extranjeras.

El olor predominante en ellas, por otra parte, da la pauta de su contenido: hay fragancias frutales (como el aroma a frutilla, manzana, etc), fragancias florales (jazmín, rosas) y fragancias que imitan el aroma de la naturaleza (olor a bosque, a playa), por diferenciar las más comunes.