Se define como negocio a aquello que es objeto de una ocupación lucrativa o de interés, así como también a la acción y el efecto de negociar pero, en líneas generales, el término se utiliza para hacer referencia al lugar donde se negocia o comercia (significado que permite asociarlos con el rubro que explotan, tal como se advierte al decir negocio de ropa o negocio alimenticio).
En base a las características de su desarrollo, el ámbito en el que se produzcan y los fines que persigan, los negocios pueden ser agrupados en distintas categorías. En este sentido, hay que decir que existen los negocios jurídicos (aquellos que pretenden tener efectos reconocidos por la ley), los negocios de servicio (como lo son los restaurantes, los hoteles, los gimnasios y las agencias de viaje, entre otros), los negocios de producción o manufactura (dedicados a convertir las materias primas en productos finales, tal como ocurre en las fábricas de automóviles, electrodomésticos y muebles) y los negocios de extracción (basados en la explotación de los recursos naturales).
De centrar la atención en los alcances de este vocablo y sus diversas aplicaciones, es posible también reconocer la expresión de “negocio redondo” (para describir al emprendimiento que resulta ventajoso y cumple con las expectativas de su impulsor), además de distinguir a los negocios rentables, a los denominados negocios inclusivos (aquellos que promueven la participación de sectores pobres o débiles en la generación de valor), los negocios sustentables, los negocios colectivos y a los negocios segmentados por la cantidad (variable que los divide en minoristas y mayoristas).