Refrigerador es un término que identifica a un electrodoméstico de uso cotidiano que sirve para conservar diferentes clases de alimentos y bebidas, y ayuda a mantenerlos fríos durante varios días. A estos aparatos, como sabrán muchos de ustedes, también se los conoce con el nombre de heladeras, neveras o frigoríficos.

Los refrigeradores están presentes tanto en viviendas particulares como en establecimientos del sector gastronómico y oficinas de rubros varios, pero no todos tienen las mismas características. Por esa razón, a continuación describiremos algunos modelos para demostrar que existe una amplia variedad de heladeras, las cuales varían entre sí por formato, capacidad, estructura, diseño, tecnología y funcionalidad.

Entre los equipos domésticos, por ejemplo, es posible optar por refrigerados de un único compartimento (que puede funcionar como congelador) o por piezas segmentadas en dos (con el freezer separado y ubicado ya sea en la parte inferior o superior, o bien en uno de los costados, como se aprecia en los modelos Side by Side, del tipo No Frost). Asimismo, hay refrigeradores portátiles (por su tamaño y formato son ideales para viajes o días al aire libre debido a que son fáciles de maniobrar y transportar).

Cabe resaltar que los equipos dotados con freezer pueden haber sido desarrollados bajo dos sistemas: uno cíclico o convencional que requiere procesos periódicos de descongelamiento para evitar la acumulación de escarcha y otro bautizado como No Frost basado en el funcionamiento de ventiladores que ayuda a mantener un nivel uniforme de temperatura y resulta más práctico por no generar escarcha.

A la hora de enseñar, todo maestro o profesor apela a estrategias educativas y hace uso de múltiples recursos didácticos que facilitan el proceso de enseñanza. Esta clase de recursos, según se advierte al hacer foco sobre ellos, se adapta a las necesidades específicas del educador y varía en función de las capacidades, posibilidades y realidades de quien está siendo formado.

Como parte de los recursos didácticos se pueden mencionar a todos los materiales que sean útiles para respaldar datos teóricos y favorezcan la asimilación de conocimientos a partir de motivaciones, el fomento del análisis, la integración con otras disciplinas y la interacción entre contenidos, educadores y educandos. Pueden ser, según los expertos, objetos físicos o técnicas que ayuden tanto a quienes enseñan como a quienes aprenden.

En base al significado que se le atribuye al concepto de recurso didáctico, es posible señalar como referencias a los materiales de consulta (como enciclopedias, diccionarios, manuales o cualquier bibliografía adecuada para la temática abordada), a los mapas conceptuales, a los cuadros comparativos, a los programas informáticos con finalidad educativa, a ciertas páginas de Internet (cuando ayudan a enriquecer los conocimientos y refuerzan los contenidos brindados por el docente) y a numerosos elementos que hacen más sencillo y entretenido el proceso de la enseñanza (como los materiales audiovisuales, los instrumentos musicales o de laboratorio, las propuestas interactivas, los juegos didácticos, los objetos antiguos, etc.), aunque hay que tener en cuenta que el listado de opciones en materia de recursos didácticos es mucho más extenso que el citado en esta oportunidad.

Al analizar un país o superficie extensa tomando en consideración el relieve en primer lugar, es posible apreciar diferentes condiciones geográficas y establecer así la existencia de diversas regiones naturales dentro de un área determinada.

El clima, el tipo de suelo, la vegetación predominante y la hidrografía son algunas de las variables que marcan diferencias significativas entre una región natural y otra, razón por la cual resulta interesante aprender más sobre estas cuestiones a fin de lograr identificarlas y conocer las particularidades de cada una de las regiones que forman parte de nuestro planeta.

De hacer foco en el relieve, por lo tanto, ganarán relevancia las regiones naturales orográficas, que a su vez se subdividen en regiones montañosas, regiones de mesetas, regiones naturales de colinas y en regiones de llanura.

Si se estudia el clima, en cambio, se podrán distinguir varias regiones climáticas capaces de promover el surgimiento de áreas o franjas de características especiales en función del viento predominante, las eventuales corrientes marinas, la altitud de la zona evaluada, etc. Las regiones templadas, las polares y las zonas intertropicales son parte de este conjunto.

Asimismo, es posible reconocer regiones naturales fitogeográficas con sólo averiguar qué tipo de vegetación crece en ciertos terrenos. A partir de este dato, pues, se sabrá cómo trabajar, cuidar y potenciar cada rincón de la superficie, donde es posible divisar matorrales (zonas de clima seco que, a su vez, se puede segmentar en matorral de condiciones climáticas cálidas y en matorral mediterráneo), chaparrales (donde por lo general la vegetación no abunda y la fauna gira en torno a lagartijas, serpientes, roedores y aves de rapiña), sabanas y selvas húmedas.

Cuando se encaminan los esfuerzos para lograr que algo se vuelva más pequeño o disminuya sus proporciones o intensidad, se habla de reducción. Esta palabra, derivada del vocablo en latín reductĭo, se desdobla en múltiples categorías con significados concretos, algunas de las cuales mencionaremos en los párrafos siguientes.

Existe, por ejemplo, la reducción eidética, una práctica enmarcada en la fenomenología que consiste en retener sólo los aspectos fundamentales de una experiencia o suceso. Asimismo, la reducción fenomenológica es entendida por la Filosofía como un proceso basado en la erradicación de posturas subjetivas o puntos de vista en relación a vivencias o consecuencias de ellas.

En el ámbito culinario, en cambio, se habla de reducción cuando se busca, a través de las técnicas de ebullición o evaporación y a alta temperatura, concentrar el sabor y volver más espesa la consistencia de un líquido, que puede ser un caldo, una salsa o cualquier otra preparación similar. En el plano musical, por otra parte, reducción es el procedimiento consistente en volver a desarrollar una composición que, en principio, había sido escrita para otros formatos o conjuntos que difieren del que pretende interpretarla.

Más allá de las expresiones mencionadas líneas arriba, resulta interesante tener presente que hay otras ideas que amplían el alcance de este concepto, como sucede al hacer referencia a las reducciones jesuíticas, a las reducciones de indios, a la reacción de reducción y oxidación y a las localidades que han sido bautizadas con esta misma palabra (como el caso de Villa Reducción, situada en la provincia argentina de Córdoba).

En tiempos donde un gran número de seres humanos privilegia el autoconocimiento, trabaja para mantener su cuerpo en armonía, reconoce los beneficios de la meditación, adopta una filosofía espiritual capaz de darle equilibrio entre cuerpo y espíritu y busca métodos alternativos de sanación, resulta interesante aprender qué es y para qués sirve el reiki, una técnica que mucha gente emplea para potenciar los efectos de la medicina tradicional.

Según cuentan quienes se especializan en estas prácticas, reiki es un término de procedencia japonesa que puede interpretarse en español como “energía vital universal”. De acuerdo a los impulsores y defensores de este sistema, se trata de una imposición de manos que permite canalizar la energía y armonizar el organismo de modo natural para lograr así mejoras en el estado de un individuo.

En la actualidad se desarrollan en el mundo dos modalidades de reiki, cada una con sus propias corrientes, niveles y derivaciones. Una es la del reiki tradicional que nació en la década de 1920 por iniciativa de Mikao Usui, quien por ese entonces bautizó a su sistema como Usui Reiki Ryoho Gakkai.

Chujiro Hayashi, en cambio, fue quien desarrolló el Hayashi Reiki Kenkyu-kai, una versión occidental que se extendió por el mundo gracias a Hawayo Takata, una maestra de reiki que popularizó el Usui Shiki Ryoho.

Cabe resaltar que en el proceso de aprendizaje del reiki se distinguen cuatro fases: el trabajo comienza en el nivel Shoden, continúa en el Chuden, se profundiza en el Okuden y culmina con Shinpiden, la maestría que habilita al alumno a transmitir sus conocimientos a otros interesados en la práctica del reiki.

Cuando algo sobra, se registra un exceso de una determinada cosa o se repite de manera desproporcionada y sistemática un concepto o idea en un mismo texto o diálogo, se habla de redundancia.

Esta palabra, derivada del vocablo latino redundantĭa, tiene aplicaciones en más de una disciplina y ámbito; de ahí que resulte interesante hacer foco en sus alcances y conocer sus múltiples usos.

Un pleonasmo, por ejemplo, es una redundancia de figuras o elementos que no aportan datos sino que remarcan de manera innecesaria una información, como se advierte en expresiones como “subir arriba”, “comer comida” o “bajar abajo”. A nivel fonético, además, es posible encontrar redundancias al combinar fonemas.

De profundizar al respecto, se podrá descubrir que las redundancias también se producen en el ámbito informático, donde puede existir una redundancia de seguridad, una redundancia de información y algunas técnicas de redundancia.

Los ingenieros, por su parte, aprovechan la redundancia al armar dispositivos y sistemas ya que al multiplicarlos por dos o un número mayor se incrementa la fiabilidad de un equipo o maquinaria: de fallar una de las estructuras, existe al menos un circuito idéntico de reemplazo gracias a la redundancia de materiales. Quienes se especializan en Ecología, en cambio, hablan de redundancias funcionales y redundancias estructurales, según la realidad de cada comunidad biológica.

Otras clases de redundancia que complementan a las citadas en los párrafos anteriores: redundancia incremental; redundancia evolutiva; redundancia simétrica; redundancia asimétrica; redundancia modular; redundancia cíclica; redundancia psicovisual; redundancia geográfica y redundancia normativa, por citar algunas más a modo de referencia.

Con origen en el vocablo francés refrain, la palabra ‘refrán’ refiere a las expresiones de uso común y temática variada que surgen a raíz de experiencias colectivas y se transmiten de generación en generación como reflejo de cultura y sabiduría popular.

Aunque hay excepciones, los refranes suelen tener autores desconocidos y ser de extensión corta. Por lo general, se construyen a partir de figuras literarias y se aprovecha la prosa para fijar su estructura.

Hoy en día, muchos de nosotros tenemos a disposición una gran cantidad de refranes para aplicar en la vida cotidiana (como el que señala que “Quien mucho abarca, poco aprieta”, el que recomienda “A palabras necias, oídos sordos” o el que reza “A buen entendedor, pocas palabras”), pero no siempre reparamos en ellos para advertir sus particularidades. Por esa razón, en esta ocasión hemos querido abordar el concepto de refrán para repasar su definición, proporcionarles algunos ejemplos y enumerar los diferentes tipos de refrán que han surgido a lo largo de la Historia.

Cabe resaltar que un refrán puede clasificarse de acuerdo a su contenido (hay refranes sobre la vida, sobre la naturaleza, sobre la amistad, etc.), a la temática que lo inspire (hay refranes religiosos, refranes románticos, refranes navideños, etc.) y a su extensión (hay refranes más largos que otros, por ejemplo). Así, entonces, se advierte que al aplicar el humor en los dichos populares, por describir un caso puntual, surgen refranes graciosos e ingeniosos que toman la estructura original y la convierten en una expresión nueva e ingeniosa con tintes cómicos (como el caso de “Al que madruga, se le nota el cansancio” o el de “Quien madruga… encuentra todo cerrado”).

En la vida cotidiana no todo lo que aprendemos en el colegio nos sirve, pero a veces un concepto técnico o una palabra específica de una ciencia nos despierta curiosidad o ayuda a entender mejor un fenómeno o procedimiento. Por esa razón, hoy buscaremos explicar de la manera más sencilla posible a qué alude la idea de redox a fin de que ustedes puedan ampliar sus conocimientos y entender ciertos procesos o experimentaciones del campo de la Química trascendentes a escala general.

En primer lugar, resulta importante resaltar que se suele definir como redox al equilibrio químico que se logra a partir de una reacción de reducción y oxidación en la cual se registra, al menos, un intercambio de electrones.

Con este proceso, a diferencia de la electrólisis, se produce energía y se puede, por citar un caso en particular, reducir minerales para obtener hierro o aluminio. Asimismo, es posible desarrollar pilas electroquímicas (si las reacciones redox se combinan en una celda galvánica).

Otro dato interesante es la existencia de reacciones redox de tipo orgánico, la cual se caracteriza por tener involucrados a compuestos de carácter orgánico. De acuerdo a las consideraciones de los expertos que trabajan en laboratorios y realizan con frecuencia estos experimentos, las reducciones y oxidaciones orgánicas tienen ciertas diferencias respecto a las reacciones redox más comunes. Una oxidación orgánica, por ejemplo, surge por una transferencia individual de electrones o por una oxidación con oxígeno, así como una reducción orgánica puede lograrse a partir del uso de un catalizador para reducir hidrógeno, por transferencia directa de electrones o por un traspaso de hidruro, entre otras alternativas.

Dentro de una sociedad, como sabrán muchos de ustedes, existen vínculos e interacciones de diversa índole que garantizan los acercamientos cotidianos entre la gente, sin importar su género ni su edad. Estos contactos varían entre una persona y otra, por eso al hablar de relaciones humanas no es posible establecer una generalidad o abordar la idea desde una visión amplia.

A fin de ayudarlos a reconocer qué clases de lazos pueden surgir entre dos o más individuos más allá de las ataduras familiares, la relación de amistad o los compromisos laborales que posean, hoy haremos referencia desde este espacio a las dos modalidades que segmentan al conjunto de las denominadas relaciones humanas.

Al respecto, hay que decir que no todos los acercamientos entre un mínimo de dos personas comparten un mismo origen o se desarrollan de la misma manera: cada unión es única, comienza por una razón particular y se prolonga de acuerdo a los intereses de los involucrados.

Sí, en cambio, es posible establecer dos categorías que encuadran a este tipo de relaciones personales: una de relaciones primarias y, la restante, de relaciones secundarias.

Se habla de relaciones primarias, según los expertos que analizan los vínculos humanos, cuando la interacción se produce por motivaciones propias y el lazo se lleva a cabo de forma directa, es decir, sin necesidad de excusas que justifiquen el acercamiento.

Las relaciones secundarias, en cambio, se inician a partir de un requerimiento de alguna de las partes, ya sea por la contratación de un servicio o por querer establecer un contacto con alguien por razones concretas en un cierto contexto.

Si uno profundiza en la noción de recurso no tardará en advertir la existencia de una gran cantidad de elementos y medios que pueden servir para cumplir un determinado propósito. En Tipos.com.mx, como sabrán muchos de ustedes, ya hemos hecho tiempo atrás un acercamiento a este concepto al hablar de recursos naturales, recursos energéticos, recursos literarios y recursos económicos, pero todavía queda mucha información por ofrecer al respecto.

Por esa razón, en esta oportunidad les acercaremos datos de interés sobre los recursos materiales, tal como se conoce a todo bien físico, reconocible, tangible y preciso que facilita la tarea de un grupo humano dentro de un cierto ámbito de trabajo, como lo puede ser una oficina, una institución o una cooperativa.

Como los recursos materiales varían entre una actividad y otra (no se necesitan los mismos recursos materiales en un hospital que en un estudio jurídico, por ejemplo, así como también varían los recursos empleados en un restaurante en relación a los que utilizan en un local de ropa), es posible distinguir entre recursos materiales de carácter renovable y recursos materiales no renovables. Entre los primeros aparecen todos los elementos obtenidos bajo una modalidad sostenible y bajo parámetros adecuados para evitar su desaparición o extinción (como puede ocurrir con el papel, los cueros, las maderas y otros bienes que son inagotables si se los utiliza a conciencia), mientras que dentro del segundo conjunto figuran los recursos que pueden llegar a agotarse en plazos cortos, como el caso del carbón, el petróleo y el agua.