Los datos procesados que permiten conocer o tener mayores precisiones sobre un asunto determinado se consideran información. Esta referencia que resulta del acto de informar (proporcionar novedades o difundir una noticia) puede surgir a diario en diferentes ámbitos y, según las características que posea o el perfil de su contenido, recibe distintas denominaciones y se manipula de acuerdo a criterios específicos.
Las contraseñas de correo electrónico y los datos personales, por ejemplo, están consideradas como información sensible ya que debe operarse con carácter de confidencial por tratarse de referencias privadas. Dentro de este grupo es posible identificar a la información clasificada, un tipo de información sensible que se encuentra regulada o restringida por medio de leyes que protegen los documentos que deben mantenerse ocultos para la mayor parte de las personas para, por ejemplo, no afectar la seguridad nacional de un país.
Por su parte, la información genética es aquella que la Biología define como el conjunto de mensajes codificados en los ácidos nucleicos que sirve para trazar y reconocer los caracteres hereditarios en los seres vivos.
También es posible hablar de información parlamentaria para hacer referencia a las investigaciones de legisladores o datos surgidos en el marco de un parlamento, así como describirla como privilegiada si se trata de una información que conocen unos pocos y, por lo tanto, puede proporcionarle ventajas a quien disponga de ella.
En escalas más generales, asimismo, es posible asociar la información al rubro al cual haga mención, una costumbre que se observa en especial en los medios de comunicación. En este sentido, es posible presentarla como información económica si proporciona datos sobre finanzas, información policial si aglutina noticias sobre delitos, información deportiva si menciona novedades de distintas disciplinas deportivas, etc.