La noción de juicio (vocablo derivado del latín iudicĭum) permite hacer referencia a múltiples ideas que, si bien poseen una raíz común, no persiguen los mismos propósitos dentro de un mensaje.
En un contexto, juicio es la facultad que le permite al ser humano distinguir entre el bien y el mal o lo verdadero de lo falso. También se lo asocia al estado de sana razón, es decir, alejado de cualquier delirio o locura (de ahí, por ejemplo, la expresión “No está en su sano juicio”), así como describe en otros escenarios a un proceso enmarcado en el Derecho que parte de una acusación formal y concluye con una sentencia pronunciada por un juez tras evaluar los cargos presentados y considerar las pruebas acercadas por ambas partes.
De querer distinguir las alternativas contempladas a nivel jurídico, entonces se podrán abordar las opciones de juicio contencioso, juicio contradictorio, juicio convenido, juicio declarativo, juicio plenario, juicio verbal o la de juicio extraordinario, por citar algunas.
La Filosofía, por su parte, presenta al juicio como la operación del entendimiento, la cual consiste en conocer y comparar dos ideas para poder establecer sus vínculos y sacar conclusiones en base a ello. En cambio, las personas de fe lo asocian con la exploración que hace Dios sobre el alma humana cuando ésta se separa del cuerpo.
Juicio de valor, juicio final, juicio lógico aristotélico, juicio de desahucio y juicio político son otras de las expresiones que permiten ampliar las posibilidades de uso de la palabra juicio.