Tipos de jabones


La higiene personal y la limpieza de ciertos objetos (como las prendas de vestir y la ropa de cama) son procesos que contemplan el uso del jabón, un producto que se comercializa en polvo (destinado en su mayoría a los fregados en lavadoras), líquido o sólido (en barra).

Se trata de una pasta soluble en agua que surge de la combinación de un álcali con los ácidos del aceite.

Los jabones pueden tener distintas formas (incluso, existen algunos que se utilizan en los hogares como objetos decorativos por sus diseños y aromas ya que, por ejemplo, pueden dejar en los ambientes una fragancia frutal y embellecer esos espacios con figuras como estrellas, corazones o flores), tamaños, colores y hasta ingredientes exclusivos. Incluso, pueden identificarse dentro de ellos alternativas para diferentes fines.

Según se dice, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial varios científicos de la Alemania nazi utilizaron grasa procedente de restos humanos para llevar a cabo una pequeña serie de jabones.

En la actualidad, es posible encontrar jabones blandos (de color oscuro y consistencia de ungüento), jabones duros (de consistencia resistentes y color blanco o jaspeado), jabones de tocador, jabones neutros y jabones artesanales, entre muchos otros.

Cabe destacar que la amplia oferta incluye productos específicos como el jabón de glicerina (para refrescar, humectar y revitalizar la piel), el jabón antibacterial (el cual promete al usuario protección frente a más del 99% de las bacterias), el jabón de Brea (recomendado para desórdenes como las dermatitis y la caspa) y el jabón vegetal (opción que se destaca por carecer de aditivos químicos y servir para eliminar impurezas y suavizar la piel).