Los textos que conforman la literatura se agrupan, de acuerdo a sus características semánticas, discursivas, contextuales y sintácticas, en distintas categorías que se suelen denominar como géneros literarios. Con esta clasificación, es posible ordenar las obras de acuerdo a su estructura, contenido y temática.
Cabe destacar que esta idea de catalogar los materiales literarios no es reciente, sino que data de tiempos remotos. Aristóteles, por ejemplo, ya había mencionado en su tiempo los géneros épico, lírico y dramático, tres conjuntos que con los años pasaron a ser acompañados por otros como el de la oratoria, el ensayo, la biografía y la crónica.
En la actualidad, en español suelen considerarse como géneros literarios no sólo a los mencionados sino también al género policíaco, al tecno-thriller, a la ficción transgresiva, al realismo mágico, a la literatura erótica y a la comedia humanística, entre muchos otros.
Por otra parte, existen categorías que, para el lector común, son por sí mismas géneros literarios pero para los críticos sólo son subclases pertenecientes a grupos más amplios. Así ocurre, por ejemplo, con el género deliberativo (enmarcado en la retórica u oratoria grecorromanas antiguas), el folletín (especialidad perteneciente al género dramático de ficción), el ensayo (subgénero didáctico), la poesía (variedad contemplada por el conjunto lírico) y con los cuentos (perteneciente al subgénero narrativo, dentro del cual se enmarcan también las fábulas y las novelas).
Como curiosidad, se puede mencionar que en Japón las obras literarias se dividen en géneros y subgéneros literarios que responden a los nombres de haiku, tanka, renga, waka y haikai, por citar algunos.