Se conoce como ron a una bebida con graduación alcohólica que se logra a partir de la fermentación, la destilación y el envejecimiento de la caña de azúcar. Este proceso, por lo general, se lleva a cabo en barriles de roble, aunque hay que decir que los métodos de elaboración y las características del producto varían en función de las legislaciones, posibilidades y criterios de los países que lo producen.
Esta bebida, de acuerdo a la crianza y la vejez que posea, puede estar sujeta a varias clasificaciones que, en la mayoría de los casos, no llegan a ser comprendidas por el consumidor común. Por esa razón, hoy desde este espacio intentaremos aclarar las dudas que puedan llegar a surgir al respecto.
En primer lugar, contaremos que en el mercado se ofrecen rones de procedencia hispana (propuestas con caramelo añadido, que varían entre secas y dulces y que se obtienen a partir de melaza en países como Puerto Rico, Venezuela, España, México y Ecuador); otros de origen británico (variantes intensas y con especias agregadas que nacen en Bermudas, Guyana y Barbados) y rones agrícolas de origen francés (logrados con el tratamiento de la caña de azúcar y, por su tipo de elaboración, su estilo y su crianza, suelen ser más costosos que los demás).
Más allá de estas segmentaciones, existe a nivel internacional un criterio extendido para identificar a las distintas clases de ron que suele emplearse en los comercios. En este contexto, se habla entonces de ron viejo (alternativa procedente de aguardientes conservado en barriles de madera por tres o más años), ron añejo (similar al ron viejo pero con una conservación de un año), ron blanco (bebida incolora), ron dorado, ron dulce, ron escarchado (con exceso de azúcar, cristalizado) y ron ligero (consecuencia de su destilación continua).