El instrumento utilizado en el ámbito de la medicina que se compone de un tubo en cuyo interior hay un émbolo por medio del cual asciende primero y se expulsa o inyecta después un determinado líquido se denomina jeringa.
Este término, que deriva del latín siringa, también da nombre a la herramienta que permite introducir materias blandas (no líquidas) para lograr, por ejemplo, embutidos.
Cuando se utiliza una jeringa para administrar una sustancia, se habla de inyección. Por esa razón, en algunos países se suele mencionar a este elemento como inyector o inyectadora.
Desde que este invento adquirió popularidad y comenzó a facilitar diversos procesos, se han presentado distintos tipos de jeringas. Así, pues, es posible identificar en la actualidad a las jeringas descartables (fabricadas en plástico y presentadas en una bolsa hermética), a la jeringa de Pascal (instrumento de laboratorio que permite comprobar el funcionamiento de ciertos equipos hidráulicos y el Principio de Pascal) y a la denominada jeringa de gas (pieza confeccionada en vidrio que permite, en el marco de un laboratorio, insertar o retirar un volumen de gas de un sistema cerrado así como para medir el volumen de un gas surgido por una reacción química).
Claro que, además de las mencionadas, es posible reconocer otras alternativas, tales como las jeringas con y sin aguja, las jeringas de vidrio (válidas para hospitales, laboratorios y ámbitos donde se las utilice con fines industriales), las jeringas de seguridad para hospitales, las jeringas de tuberculina y las jeringas especialmente diseñadas para el suministro subcutáneo de insulina.