El efecto de rematar (es decir, de asegurarse que un organismo a punto de morir finalmente pierda la vida o de reforzar una puntada con otra para evitar que la costura se abra), se conoce como remate.
Este término, además, se emplea como sinónimo de subasta pública; se aprovecha para describir al tiro que un jugador realiza hacia el arco contrario o hacia el área de juego del equipo rival; se utiliza para mencionar la finalización de una cosa e identifica a un recurso arquitectónico que se utiliza con fines ornamentales sobre la parte superior de una construcción.
Como resulta evidente, se trata de un vocablo de amplio alcance que puede tener múltiples aplicaciones. Por esa razón, en esta ocasión hemos querido abordar la noción para repasar sus significados y describir las diferentes clases de remates existentes con la idea de ayudarlos a ampliar sus conocimientos generales.
En el vóley, por ejemplo, se pueden realizar remates con giros, remates diagonales, remates de frente, remates con efectos o remates laterales, mientras que en el fútbol suelen verse jugadas donde los deportistas realizan remates de cabeza, remates con el empeine, remates de chilena o remates de volea, por citar algunas posibilidades.
Por fuera de las disciplinas deportivas, en cambio, se suele hacer referencia a los remates judiciales (dentro de los cuales se pueden distinguir remates con amparos, remates sin recursos, remates con apelaciones y remates bancarios) y a remates de diversos objetos que pueden llevarse a cabo por Internet, de manera online, entre otras alternativas.